De pie frente al majestuoso portal que conecta Eldoria con el mundo humano, sentí una mezcla de emociones cruzar por mi pecho. Este viaje, como todos los anteriores, significaba dejar atrás la magia ancestral de Azurheim para sumergirme en la complejidad y el caos de los humanos.
El portal brillaba con un resplandor etéreo, reflejando los tonos mágicos del cielo de mi hogar. Sostuve mi cetro con firmeza, canalizando mi energía para activarlo. La magia fluyó a través de mí como un río cálido y familiar.
Al adoptar mi forma humana, sentí cómo mis escamas se desvanecían y mi cuerpo se transformaba, más pequeño, más frágil, pero igualmente determinado. Mi cabello castaño caía liso sobre mis hombros, y mis ojos verdes mantenían ese destello dracónico que nunca desaparecía del todo.
Con un paso decidido, crucé el umbral. El aire del mundo humano me envolvió lleno de vida y posibilidades. Cada vez que venía aquí, me sentía más conectada con su gente y sus historias, como si estuviera destinada a aprender algo nuevo en cada visita.
El mundo humano me llama de nuevo
El portal brillaba con un resplandor etéreo, reflejando los tonos mágicos del cielo de mi hogar. Sostuve mi cetro con firmeza, canalizando mi energía para activarlo. La magia fluyó a través de mí como un río cálido y familiar.
Al adoptar mi forma humana, sentí cómo mis escamas se desvanecían y mi cuerpo se transformaba, más pequeño, más frágil, pero igualmente determinado. Mi cabello castaño caía liso sobre mis hombros, y mis ojos verdes mantenían ese destello dracónico que nunca desaparecía del todo.
Con un paso decidido, crucé el umbral. El aire del mundo humano me envolvió lleno de vida y posibilidades. Cada vez que venía aquí, me sentía más conectada con su gente y sus historias, como si estuviera destinada a aprender algo nuevo en cada visita.
El mundo humano me llama de nuevo
De pie frente al majestuoso portal que conecta Eldoria con el mundo humano, sentí una mezcla de emociones cruzar por mi pecho. Este viaje, como todos los anteriores, significaba dejar atrás la magia ancestral de Azurheim para sumergirme en la complejidad y el caos de los humanos.
El portal brillaba con un resplandor etéreo, reflejando los tonos mágicos del cielo de mi hogar. Sostuve mi cetro con firmeza, canalizando mi energía para activarlo. La magia fluyó a través de mí como un río cálido y familiar.
Al adoptar mi forma humana, sentí cómo mis escamas se desvanecían y mi cuerpo se transformaba, más pequeño, más frágil, pero igualmente determinado. Mi cabello castaño caía liso sobre mis hombros, y mis ojos verdes mantenían ese destello dracónico que nunca desaparecía del todo.
Con un paso decidido, crucé el umbral. El aire del mundo humano me envolvió lleno de vida y posibilidades. Cada vez que venía aquí, me sentía más conectada con su gente y sus historias, como si estuviera destinada a aprender algo nuevo en cada visita.
El mundo humano me llama de nuevo