Todo lo que implicaba maternar, el embarazo, incluso el concepto de familia eran tan ajenos para Liz, que al sólo pensarlo se formaba un gran nudo en la boca de su estómago cargado de incertidumbre.
Para la pelirroja quitar vidas a diestra y siniestra ya sea con espada o sus poderosas llamas era algo fácil, la crearon y adiestraron para eso, pero... ¿Preservar una vida que depende completamente de su existencia? ¿Sería capaz? Claramente no se sentía apta para el puesto. Si había decidido seguir con el proceso era simplemente porque tenía a Kazuo a su lado, con él sentía que nada era imposible, al menos su ineptitud sería mitigada por el amor y sabiduría del Kitsune milenario, esto le daba esperanzas.
Una cosa era hacerse la idea de que su vida iba a cambiar drásticamente y otra muy distinta era intentar acomodarse a este nuevo cuerpo que sufría y crecía a diario. El dolor en sus pechos había menguado gracias a los dedicados cuidados del zorro pero aún sentía molestias, estaban muy sensibles a cualquier roce. Por otra parte, los mareos no cesaban y algunos olores de condimentos provocaban en ella fuertes náuseas.
Elizabeth odiaba sentirse tan débil, trataba de ignorar los síntomas pero estos persistían.
Era toda una odisea encontrar cada mañana con qué vestirse, su ropa no le cruzaba, o quedaba a mitad de camino sin poder subir, Liz estaba de muy mal humor, era realmente frustrante que tareas tan simples ahora causen tantos problemas
── Agh maldición, lo que me faltaba, esto recién empieza y ya estoy pareciendo una morcilla rellena ¿Qué pasará cuando el vientre empiece a crecer?
Decía refunfuñando en voz baja mientras intentaba cerrar el yukata
Para la pelirroja quitar vidas a diestra y siniestra ya sea con espada o sus poderosas llamas era algo fácil, la crearon y adiestraron para eso, pero... ¿Preservar una vida que depende completamente de su existencia? ¿Sería capaz? Claramente no se sentía apta para el puesto. Si había decidido seguir con el proceso era simplemente porque tenía a Kazuo a su lado, con él sentía que nada era imposible, al menos su ineptitud sería mitigada por el amor y sabiduría del Kitsune milenario, esto le daba esperanzas.
Una cosa era hacerse la idea de que su vida iba a cambiar drásticamente y otra muy distinta era intentar acomodarse a este nuevo cuerpo que sufría y crecía a diario. El dolor en sus pechos había menguado gracias a los dedicados cuidados del zorro pero aún sentía molestias, estaban muy sensibles a cualquier roce. Por otra parte, los mareos no cesaban y algunos olores de condimentos provocaban en ella fuertes náuseas.
Elizabeth odiaba sentirse tan débil, trataba de ignorar los síntomas pero estos persistían.
Era toda una odisea encontrar cada mañana con qué vestirse, su ropa no le cruzaba, o quedaba a mitad de camino sin poder subir, Liz estaba de muy mal humor, era realmente frustrante que tareas tan simples ahora causen tantos problemas
── Agh maldición, lo que me faltaba, esto recién empieza y ya estoy pareciendo una morcilla rellena ¿Qué pasará cuando el vientre empiece a crecer?
Decía refunfuñando en voz baja mientras intentaba cerrar el yukata
Todo lo que implicaba maternar, el embarazo, incluso el concepto de familia eran tan ajenos para Liz, que al sólo pensarlo se formaba un gran nudo en la boca de su estómago cargado de incertidumbre.
Para la pelirroja quitar vidas a diestra y siniestra ya sea con espada o sus poderosas llamas era algo fácil, la crearon y adiestraron para eso, pero... ¿Preservar una vida que depende completamente de su existencia? ¿Sería capaz? Claramente no se sentía apta para el puesto. Si había decidido seguir con el proceso era simplemente porque tenía a Kazuo a su lado, con él sentía que nada era imposible, al menos su ineptitud sería mitigada por el amor y sabiduría del Kitsune milenario, esto le daba esperanzas.
Una cosa era hacerse la idea de que su vida iba a cambiar drásticamente y otra muy distinta era intentar acomodarse a este nuevo cuerpo que sufría y crecía a diario. El dolor en sus pechos había menguado gracias a los dedicados cuidados del zorro pero aún sentía molestias, estaban muy sensibles a cualquier roce. Por otra parte, los mareos no cesaban y algunos olores de condimentos provocaban en ella fuertes náuseas.
Elizabeth odiaba sentirse tan débil, trataba de ignorar los síntomas pero estos persistían.
Era toda una odisea encontrar cada mañana con qué vestirse, su ropa no le cruzaba, o quedaba a mitad de camino sin poder subir, Liz estaba de muy mal humor, era realmente frustrante que tareas tan simples ahora causen tantos problemas
🌹── Agh maldición, lo que me faltaba, esto recién empieza y ya estoy pareciendo una morcilla rellena ¿Qué pasará cuando el vientre empiece a crecer?
Decía refunfuñando en voz baja mientras intentaba cerrar el yukata