El tiempo había pasado, una semana se fue volando y, muy a su agrado, había logrado ganar más que suficiente para pagar no sólo todo lo que se compró de ropa, también aquel ático y uno que otro capricho que se contuvo de comprar, pues no era momento aún.
Todo parecía haberle salido bien, sin embargo aún tenía algo que no había conseguido, la completa atención de quien sería su socio.

Como toda diva y, aún a costa del regaño que pudiera obtener de su parte, se adentró hasta su oficina, pasando de largo de todo empleado que lo quisiera detener, como si fuera su casa, acercándose a tomar asiento sobre le escritorio, pasando la punta de su bota bajo aquella pantalla y queriendo ser lo único que tuviera su mirada encima en ese instante pues determinaba su futuro.

—Así que, guapo~
Ya ha pasado una semana y vengo a darte maravillosas noticias~
El tiempo había pasado, una semana se fue volando y, muy a su agrado, había logrado ganar más que suficiente para pagar no sólo todo lo que se compró de ropa, también aquel ático y uno que otro capricho que se contuvo de comprar, pues no era momento aún. Todo parecía haberle salido bien, sin embargo aún tenía algo que no había conseguido, la completa atención de quien sería su socio. Como toda diva y, aún a costa del regaño que pudiera obtener de su parte, se adentró hasta su oficina, pasando de largo de todo empleado que lo quisiera detener, como si fuera su casa, acercándose a tomar asiento sobre le escritorio, pasando la punta de su bota bajo aquella pantalla y queriendo ser lo único que tuviera su mirada encima en ese instante pues determinaba su futuro. —Así que, guapo~ Ya ha pasado una semana y vengo a darte maravillosas noticias~
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