Era posible sentir una felicidad más grande que la de pasar una eternidad al lado de su amada?

El zorro pensaba que no, hasta que ella misma le dio la noticia sobre su decisión.

Kazuo iba a ser padre... Y además, con la persona que más había amado y amaría en toda su vida. Era cierto que no podía evitar sentir miedo. ¿Qué experiencia tenía él en criar a un hijo? En más de mil doscientos años jamás había vivido algo parecido, y tampoco se lo había planteado. Pero el destino quiso que sucediera.

Desde que Elizabeth le reveló sus sospechas sobre su estado, Kazuo había estado con el corazón en un puño. Elizabeth, primeriza en todo lo que aquello implicaba, no se sentía segura de cómo proceder, ni de si realmente deseaba tener a ese bebé. Kazuo, por supuesto, la apoyó en todo momento, sabiendo que su decisión debía ser respetada. Fuera cual fuese el desenlace, él siempre estaría a su lado, junto al amor de su vida.

Pero cuando ella le confesó que había decidido seguir adelante, un tipo de felicidad completamente nuevo recorrió el cuerpo del zorro. Kazuo sería padre, y Liz, sin duda alguna, sería la mejor de las madres.

El nuevo objetivo en la aventura que se había convertido su longeva vida sería hacerlos felices: a su futuro hijo o hija, y a su amada Elizabeth.
Era posible sentir una felicidad más grande que la de pasar una eternidad al lado de su amada? El zorro pensaba que no, hasta que ella misma le dio la noticia sobre su decisión. Kazuo iba a ser padre... Y además, con la persona que más había amado y amaría en toda su vida. Era cierto que no podía evitar sentir miedo. ¿Qué experiencia tenía él en criar a un hijo? En más de mil doscientos años jamás había vivido algo parecido, y tampoco se lo había planteado. Pero el destino quiso que sucediera. Desde que Elizabeth le reveló sus sospechas sobre su estado, Kazuo había estado con el corazón en un puño. Elizabeth, primeriza en todo lo que aquello implicaba, no se sentía segura de cómo proceder, ni de si realmente deseaba tener a ese bebé. Kazuo, por supuesto, la apoyó en todo momento, sabiendo que su decisión debía ser respetada. Fuera cual fuese el desenlace, él siempre estaría a su lado, junto al amor de su vida. Pero cuando ella le confesó que había decidido seguir adelante, un tipo de felicidad completamente nuevo recorrió el cuerpo del zorro. Kazuo sería padre, y Liz, sin duda alguna, sería la mejor de las madres. El nuevo objetivo en la aventura que se había convertido su longeva vida sería hacerlos felices: a su futuro hijo o hija, y a su amada Elizabeth.
Me encocora
Me gusta
3
0 turnos 0 maullidos 318 vistas
Patrocinados
Patrocinados