Tras tres días enteros de desenfreno y actuar como un animal en celo desesperado por salir de su jaula, finalmente decidió tomar un descanso.
Su cuerpo estaba lo suficientemente herido y agotado para seguir batallando con los barrotes, con quemaduras de purificación por la mayoría del cuerpo.
Se recostó en el suelo, envolviéndose con la fina cola demoniaca, cerrando los ojos y reposando junto a los juguetes con forma de su esposo que, de milagro, seguían en una sola pieza.
Su cuerpo estaba lo suficientemente herido y agotado para seguir batallando con los barrotes, con quemaduras de purificación por la mayoría del cuerpo.
Se recostó en el suelo, envolviéndose con la fina cola demoniaca, cerrando los ojos y reposando junto a los juguetes con forma de su esposo que, de milagro, seguían en una sola pieza.
Tras tres días enteros de desenfreno y actuar como un animal en celo desesperado por salir de su jaula, finalmente decidió tomar un descanso.
Su cuerpo estaba lo suficientemente herido y agotado para seguir batallando con los barrotes, con quemaduras de purificación por la mayoría del cuerpo.
Se recostó en el suelo, envolviéndose con la fina cola demoniaca, cerrando los ojos y reposando junto a los juguetes con forma de su esposo que, de milagro, seguían en una sola pieza.