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En una sala del palacio de Albagard con una mesa de madera desgastada ocupa el centro, iluminada por un candelabro casi consumido. Adelaida, Barristan y Agatha están sentados alrededor de ella, sus rostros marcados por la tensión. Afuera, el silencio nocturno del palacio contrasta con la tormenta de pensamientos que se cierne sobre ellos.
πΈπππππππ [apoyando las manos en la mesa, con el rostro serio]:
—Todo está listo. Llevamos más de un mes planeando esto, y con Archibald partiendo en dos días, no habrá otra oportunidad. A las cuatro de la mañana, los guardias estarán cansados, relajados por el cambio de turno. Es el momento perfecto.
πΉππ£π£ππ€π₯ππ [golpeando la mesa con los nudillos, su ceño fruncido reflejando su enojo]:
—Lo es, pero no será sencillo. La distracción que haremos Adelaida y yo te dará el tiempo necesario para liberar a tu dragona, pero debes actuar rápido, Agatha. Si algo sale mal, tú serás la única que sobrevivirá.
πΈπππ₯ππ [mirando el candelabro, con los dedos entrelazados sobre la mesa]:
—Lo sé. Pero no puedo evitar pensar en lo que pasará si fallamos.
πΈπππππππ [sacando un pequeño artefacto metálico con runas grabadas de una caja frente a ella]:
—Por eso te doy esto. Es un artefacto de destello, de un solo uso. Si te ves acorralada, apriétalo. Creará un destello tan fuerte que cegará a cualquiera cerca de ti. Eso debería darte unos segundos para escapar.
πΉππ£π£ππ€π₯ππ [cruzando los brazos, con una sonrisa amarga]:
—Y mientras tú haces tu parte, Adelaida y yo nos encargaremos de distraer a los guardias en el ala sur. Sabemos lo que está en juego, y no hay marcha atrás.
πΈπππ₯ππ [mirándolos con angustia]:
—Si los atrapan, Archibald no tendrá piedad.
πΈπππππππ [con tono firme, mirándola a los ojos]:
—Lo sabemos. Pero nuestras familias no se quedarán de brazos cruzados. Si algo nos pasa, harán todo lo posible por frenar a Archibald. Aunque eso no significa que él lo tema.
πΉππ£π£ππ€π₯ππ [asintiendo con determinación]:
—Archibald no teme a una guerra interna, pero nuestras casas son poderosas. Si nuestras muertes significan un obstáculo para él, al menos habremos ganado tiempo. Lo importante ahora es que tú logres escapar y adviertas a las ciudades blancas.
πΈπππ₯ππ [tomando el artefacto con manos temblorosas, pero con una expresión decidida]:
—Lo haré. No dejaré que este sacrificio sea en vano.
πΉππ£π£ππ€π₯ππ [mirándola con intensidad]:
—A las cuatro de la mañana, cuando comience nuestra distracción, tú irás al ala oeste. Libera a tu dragona y vuela antes de que puedan reaccionar.
πΈπππππππ [con una leve sonrisa seca]:
—Haz lo que debes hacer, Agatha. No mires atrás.
El sonido de pasos en el pasillo los hace callar. Adelaida apaga el candelabro rápidamente, sumiendo la sala en la oscuridad.
πΈπππππππ [en un susurro]:
—Es hora de volver. En dos noches, serás libre.
Los tres se separan en silencio, cada uno regresando a sus respectivas alcobas, mientras la sombra de la traición y la esperanza se cierne sobre el palacio. Afuera, la noche parece más oscura que nunca.
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En una sala del palacio de Albagard con una mesa de madera desgastada ocupa el centro, iluminada por un candelabro casi consumido. Adelaida, Barristan y Agatha están sentados alrededor de ella, sus rostros marcados por la tensión. Afuera, el silencio nocturno del palacio contrasta con la tormenta de pensamientos que se cierne sobre ellos.
πΈπππππππ [apoyando las manos en la mesa, con el rostro serio]:
—Todo está listo. Llevamos más de un mes planeando esto, y con Archibald partiendo en dos días, no habrá otra oportunidad. A las cuatro de la mañana, los guardias estarán cansados, relajados por el cambio de turno. Es el momento perfecto.
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—Lo es, pero no será sencillo. La distracción que haremos Adelaida y yo te dará el tiempo necesario para liberar a tu dragona, pero debes actuar rápido, Agatha. Si algo sale mal, tú serás la única que sobrevivirá.
πΈπππ₯ππ [mirando el candelabro, con los dedos entrelazados sobre la mesa]:
—Lo sé. Pero no puedo evitar pensar en lo que pasará si fallamos.
πΈπππππππ [sacando un pequeño artefacto metálico con runas grabadas de una caja frente a ella]:
—Por eso te doy esto. Es un artefacto de destello, de un solo uso. Si te ves acorralada, apriétalo. Creará un destello tan fuerte que cegará a cualquiera cerca de ti. Eso debería darte unos segundos para escapar.
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—Y mientras tú haces tu parte, Adelaida y yo nos encargaremos de distraer a los guardias en el ala sur. Sabemos lo que está en juego, y no hay marcha atrás.
πΈπππ₯ππ [mirándolos con angustia]:
—Si los atrapan, Archibald no tendrá piedad.
πΈπππππππ [con tono firme, mirándola a los ojos]:
—Lo sabemos. Pero nuestras familias no se quedarán de brazos cruzados. Si algo nos pasa, harán todo lo posible por frenar a Archibald. Aunque eso no significa que él lo tema.
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—Archibald no teme a una guerra interna, pero nuestras casas son poderosas. Si nuestras muertes significan un obstáculo para él, al menos habremos ganado tiempo. Lo importante ahora es que tú logres escapar y adviertas a las ciudades blancas.
πΈπππ₯ππ [tomando el artefacto con manos temblorosas, pero con una expresión decidida]:
—Lo haré. No dejaré que este sacrificio sea en vano.
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—A las cuatro de la mañana, cuando comience nuestra distracción, tú irás al ala oeste. Libera a tu dragona y vuela antes de que puedan reaccionar.
πΈπππππππ [con una leve sonrisa seca]:
—Haz lo que debes hacer, Agatha. No mires atrás.
El sonido de pasos en el pasillo los hace callar. Adelaida apaga el candelabro rápidamente, sumiendo la sala en la oscuridad.
πΈπππππππ [en un susurro]:
—Es hora de volver. En dos noches, serás libre.
Los tres se separan en silencio, cada uno regresando a sus respectivas alcobas, mientras la sombra de la traición y la esperanza se cierne sobre el palacio. Afuera, la noche parece más oscura que nunca.
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—Todo está listo. Llevamos más de un mes planeando esto, y con Archibald partiendo en dos días, no habrá otra oportunidad. A las cuatro de la mañana, los guardias estarán cansados, relajados por el cambio de turno. Es el momento perfecto.
πΉππ£π£ππ€π₯ππ [golpeando la mesa con los nudillos, su ceño fruncido reflejando su enojo]:
—Lo es, pero no será sencillo. La distracción que haremos Adelaida y yo te dará el tiempo necesario para liberar a tu dragona, pero debes actuar rápido, Agatha. Si algo sale mal, tú serás la única que sobrevivirá.
πΈπππ₯ππ [mirando el candelabro, con los dedos entrelazados sobre la mesa]:
—Lo sé. Pero no puedo evitar pensar en lo que pasará si fallamos.
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—Por eso te doy esto. Es un artefacto de destello, de un solo uso. Si te ves acorralada, apriétalo. Creará un destello tan fuerte que cegará a cualquiera cerca de ti. Eso debería darte unos segundos para escapar.
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—Y mientras tú haces tu parte, Adelaida y yo nos encargaremos de distraer a los guardias en el ala sur. Sabemos lo que está en juego, y no hay marcha atrás.
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—Si los atrapan, Archibald no tendrá piedad.
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—Lo sabemos. Pero nuestras familias no se quedarán de brazos cruzados. Si algo nos pasa, harán todo lo posible por frenar a Archibald. Aunque eso no significa que él lo tema.
πΉππ£π£ππ€π₯ππ [asintiendo con determinación]:
—Archibald no teme a una guerra interna, pero nuestras casas son poderosas. Si nuestras muertes significan un obstáculo para él, al menos habremos ganado tiempo. Lo importante ahora es que tú logres escapar y adviertas a las ciudades blancas.
πΈπππ₯ππ [tomando el artefacto con manos temblorosas, pero con una expresión decidida]:
—Lo haré. No dejaré que este sacrificio sea en vano.
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—A las cuatro de la mañana, cuando comience nuestra distracción, tú irás al ala oeste. Libera a tu dragona y vuela antes de que puedan reaccionar.
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—Haz lo que debes hacer, Agatha. No mires atrás.
El sonido de pasos en el pasillo los hace callar. Adelaida apaga el candelabro rápidamente, sumiendo la sala en la oscuridad.
πΈπππππππ [en un susurro]:
—Es hora de volver. En dos noches, serás libre.
Los tres se separan en silencio, cada uno regresando a sus respectivas alcobas, mientras la sombra de la traición y la esperanza se cierne sobre el palacio. Afuera, la noche parece más oscura que nunca.
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