Siguen cayendo como lágrimas de la propia naturaleza; una premonición de la llegada del invierno. Señal de un cambio eterno, de un ciclo que sigue superando la voluntad de cualquier ser vivo. No son ellas lágrimas de tristeza o temor... No, algo así no existe en tan bello equilibrio. Es un lloro de alegría, una tormenta de euforia pues el tiempo se acerca de que toda su belleza sea renovada, el periodo de transición... El nuevo mundo naciendo de las "cenizas" de su antecesor.
Siguen cayendo como lágrimas de la propia naturaleza; una premonición de la llegada del invierno. Señal de un cambio eterno, de un ciclo que sigue superando la voluntad de cualquier ser vivo. No son ellas lágrimas de tristeza o temor... No, algo así no existe en tan bello equilibrio. Es un lloro de alegría, una tormenta de euforia pues el tiempo se acerca de que toda su belleza sea renovada, el periodo de transición... El nuevo mundo naciendo de las "cenizas" de su antecesor.