Dominus Umbra Eterna

La temporada social iniciaba de nuevo con una de sus ya consabidas reuniones nocturnas donde el único propósito era proporcionar a los convocados, la oportunidad de mostrar su poder mediante un obsceno despliegue de lujo y opulencia cosas que solamente pretendían encubrir la realidad que rodeaba todo aquello que no era otra cosa sino la serie de atrocidades, crímenes y pecados que la mayoría de los asistentes a aquella fiesta habían cometido en nombre de la avaricia, la lujuria y el deseo insano de poseer más de lo que podían y merecían y, en el centro de todo ello se encontraba nada más y nada menos que el mismísimo Lucifer Morningstar, un asistente asiduo a dichos eventos ya que muchos de los que ahí se encontraban habían alcanzado la cúspide de sus deseos, gracias a la demoniaca intervención del ángel caído y claro, él se regodeaba en ver cómo se esforzaban por agradarle con la vana esperanza de que, llegado el momento, no cobrara el precio por sus favores.

La comida y la bebida corrían sin cesar por cada uno de los grandes salones de la mansión que servía de escenario para aquel festejo, Lucifer iba y venía saludando y recibiendo halagos y haciendo lo que mejor sabía hacer: corrompiendo almas para llevarlas consigo al infierno. A muchos de los convidados los conocía bien, a otros no tanto, pero había una particular presencia que logró llamar su atención pues era alguien a quien jamás había visto, no le ubicaba de ninguno de los círculos que frecuentaba y al parecer no era el único porque el joven se encontraba solo, en medio de la multitud bebiendo una copa de vino contemplando a las personas a su al rededor como si esperara algo, alguien...curioso, Lucifer se acercó para presentarse y así poder descifrar la identidad de aquél desconocido.

- Buenas noches, caballero, bienvenido a mi...bueno, iba a decir humilde morada pero no puedo mentir jajajaja, en fin, sea bienvenido, soy Lucifer Morningstar, su anfitrión esta noche.
[UmbraEterna] La temporada social iniciaba de nuevo con una de sus ya consabidas reuniones nocturnas donde el único propósito era proporcionar a los convocados, la oportunidad de mostrar su poder mediante un obsceno despliegue de lujo y opulencia cosas que solamente pretendían encubrir la realidad que rodeaba todo aquello que no era otra cosa sino la serie de atrocidades, crímenes y pecados que la mayoría de los asistentes a aquella fiesta habían cometido en nombre de la avaricia, la lujuria y el deseo insano de poseer más de lo que podían y merecían y, en el centro de todo ello se encontraba nada más y nada menos que el mismísimo Lucifer Morningstar, un asistente asiduo a dichos eventos ya que muchos de los que ahí se encontraban habían alcanzado la cúspide de sus deseos, gracias a la demoniaca intervención del ángel caído y claro, él se regodeaba en ver cómo se esforzaban por agradarle con la vana esperanza de que, llegado el momento, no cobrara el precio por sus favores. La comida y la bebida corrían sin cesar por cada uno de los grandes salones de la mansión que servía de escenario para aquel festejo, Lucifer iba y venía saludando y recibiendo halagos y haciendo lo que mejor sabía hacer: corrompiendo almas para llevarlas consigo al infierno. A muchos de los convidados los conocía bien, a otros no tanto, pero había una particular presencia que logró llamar su atención pues era alguien a quien jamás había visto, no le ubicaba de ninguno de los círculos que frecuentaba y al parecer no era el único porque el joven se encontraba solo, en medio de la multitud bebiendo una copa de vino contemplando a las personas a su al rededor como si esperara algo, alguien...curioso, Lucifer se acercó para presentarse y así poder descifrar la identidad de aquél desconocido. - Buenas noches, caballero, bienvenido a mi...bueno, iba a decir humilde morada pero no puedo mentir jajajaja, en fin, sea bienvenido, soy Lucifer Morningstar, su anfitrión esta noche.
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