El frío del invierno era perfecto para usarlo como pretexto y no tener que ir al trabajo, el papeleo de las empresas e incluso para no tener que aceptar los otros trabajos, era el momento perfecto para poder leer un poco, incluso para armar los patrones de las nuevas colecciones que ya tenía en mente, la idea de volver a tener una vida normal después de probar el bajo mundo, tal vez no volvería, después de todo el poder siempre es seductor. Pero aquel día lo único que interesaba era poder leer los apuntes y las páginas de las revistas de moda, los humanos tenían cierta forma de ver la alta costura que le hacía perderse en ese mundo de textiles.
Su despacho en su departamento estaba rebosante de libros e iluminación, sus ojos estaban puestos en un tipo de vestido que muy seguramente podría convertirse en la sensación del invierno, mordió su labio de forma pensativa, necesitaba conseguir telas aterciopeladas y algunos encajes, rebusco entre sus cajones el muestrario de telas, tal vez también necesitaba un poco de satén.
Por un momento se quedó viendo a la ventana, no era extraño que aveces viera las calles de Nueva Orleans perdiendo se en sus pensamientos, era como si la ciudad le diera las respuestas que buscaba, entonces comenzó a tararear, una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios, aveces era como si nada hubiera cambiado, desde que era una niña.
Su despacho en su departamento estaba rebosante de libros e iluminación, sus ojos estaban puestos en un tipo de vestido que muy seguramente podría convertirse en la sensación del invierno, mordió su labio de forma pensativa, necesitaba conseguir telas aterciopeladas y algunos encajes, rebusco entre sus cajones el muestrario de telas, tal vez también necesitaba un poco de satén.
Por un momento se quedó viendo a la ventana, no era extraño que aveces viera las calles de Nueva Orleans perdiendo se en sus pensamientos, era como si la ciudad le diera las respuestas que buscaba, entonces comenzó a tararear, una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios, aveces era como si nada hubiera cambiado, desde que era una niña.
El frío del invierno era perfecto para usarlo como pretexto y no tener que ir al trabajo, el papeleo de las empresas e incluso para no tener que aceptar los otros trabajos, era el momento perfecto para poder leer un poco, incluso para armar los patrones de las nuevas colecciones que ya tenía en mente, la idea de volver a tener una vida normal después de probar el bajo mundo, tal vez no volvería, después de todo el poder siempre es seductor. Pero aquel día lo único que interesaba era poder leer los apuntes y las páginas de las revistas de moda, los humanos tenían cierta forma de ver la alta costura que le hacía perderse en ese mundo de textiles.
Su despacho en su departamento estaba rebosante de libros e iluminación, sus ojos estaban puestos en un tipo de vestido que muy seguramente podría convertirse en la sensación del invierno, mordió su labio de forma pensativa, necesitaba conseguir telas aterciopeladas y algunos encajes, rebusco entre sus cajones el muestrario de telas, tal vez también necesitaba un poco de satén.
Por un momento se quedó viendo a la ventana, no era extraño que aveces viera las calles de Nueva Orleans perdiendo se en sus pensamientos, era como si la ciudad le diera las respuestas que buscaba, entonces comenzó a tararear, una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios, aveces era como si nada hubiera cambiado, desde que era una niña.