*Algunos cuentan que la siguen escuchando cada madrugada de invierno, cabalgando al terrible corcel del infierno, aquellos que se atrevieron a verla, perdieron su alma, vagando como dementes por las calles y gritando del dolor por haberse arrancado las pupilas por propia mano. Los pocos que fueron perdonados por descuido... predican el jamás tratar de enfrentarla ni por error. *
*Algunos cuentan que la siguen escuchando cada madrugada de invierno, cabalgando al terrible corcel del infierno, aquellos que se atrevieron a verla, perdieron su alma, vagando como dementes por las calles y gritando del dolor por haberse arrancado las pupilas por propia mano. Los pocos que fueron perdonados por descuido... predican el jamás tratar de enfrentarla ni por error. *
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