Levantó el vaso de whisky, observando cómo el líquido ámbar reflejaba las luces tenues del lugar. Dio un pequeño sorbo, dejando que el calor del alcohol se deslizara lentamente por su garganta. Apoyó el codo en la mesa y giró el vaso entre los dedos, pensativo.
—El whisky es curioso. —Dijo en voz baja, más para sí mismo que para quien pudiera escuchar.— Es como la vida... Arde, duele, pero si lo dejas, encuentras ese sabor que te hace seguir probando.
Se inclinó hacia atrás en la silla, dejando el vaso sobre la mesa con un leve golpe. Sus ojos se oscurecieron un instante, pero luego una pequeña sonrisa melancólica se dibujó en sus labios.
—Eso sí, a diferencia de la vida, el whisky siempre termina mejorando con los años.
—El whisky es curioso. —Dijo en voz baja, más para sí mismo que para quien pudiera escuchar.— Es como la vida... Arde, duele, pero si lo dejas, encuentras ese sabor que te hace seguir probando.
Se inclinó hacia atrás en la silla, dejando el vaso sobre la mesa con un leve golpe. Sus ojos se oscurecieron un instante, pero luego una pequeña sonrisa melancólica se dibujó en sus labios.
—Eso sí, a diferencia de la vida, el whisky siempre termina mejorando con los años.
Levantó el vaso de whisky, observando cómo el líquido ámbar reflejaba las luces tenues del lugar. Dio un pequeño sorbo, dejando que el calor del alcohol se deslizara lentamente por su garganta. Apoyó el codo en la mesa y giró el vaso entre los dedos, pensativo.
—El whisky es curioso. —Dijo en voz baja, más para sí mismo que para quien pudiera escuchar.— Es como la vida... Arde, duele, pero si lo dejas, encuentras ese sabor que te hace seguir probando.
Se inclinó hacia atrás en la silla, dejando el vaso sobre la mesa con un leve golpe. Sus ojos se oscurecieron un instante, pero luego una pequeña sonrisa melancólica se dibujó en sus labios.
—Eso sí, a diferencia de la vida, el whisky siempre termina mejorando con los años.