¿Qué pasa? ¿No te lo esperabas? ¿De verdad creíste que me quedaría callada, como una puta muñeca rota, sin vida, aceptando tu maldita sombra?
Pues escucha bien, porque te juro que te perseguiré hasta el último rincón de este mundo… ¡o hasta el mismísimo infierno, si hace falta, malnacido! Por cada aliento que tomes, te recordaré lo que hiciste. Imbécil de mierda.
Pagarás. Lo harás por cada cosa que destruiste, por cada pedazo de mí que rompiste y creíste dejar atrás como si no importara. No hay redención para ti. No hay perdón. Lo único que mereces es dolor, puro y despiadado, y te aseguro que seré yo quien lo traiga. Día tras día. Gota a gota. Hasta que no quede nada de ti.
¿Sacrificarlo todo? No me importa. Ya no me importa nada si al final veo cómo te caes, cómo te rompes, cómo te consumes en tu propia miseria, exactamente como hiciste conmigo. Te destruiré, tal y como tú me destruiste a mí.
Pues escucha bien, porque te juro que te perseguiré hasta el último rincón de este mundo… ¡o hasta el mismísimo infierno, si hace falta, malnacido! Por cada aliento que tomes, te recordaré lo que hiciste. Imbécil de mierda.
Pagarás. Lo harás por cada cosa que destruiste, por cada pedazo de mí que rompiste y creíste dejar atrás como si no importara. No hay redención para ti. No hay perdón. Lo único que mereces es dolor, puro y despiadado, y te aseguro que seré yo quien lo traiga. Día tras día. Gota a gota. Hasta que no quede nada de ti.
¿Sacrificarlo todo? No me importa. Ya no me importa nada si al final veo cómo te caes, cómo te rompes, cómo te consumes en tu propia miseria, exactamente como hiciste conmigo. Te destruiré, tal y como tú me destruiste a mí.
¿Qué pasa? ¿No te lo esperabas? ¿De verdad creíste que me quedaría callada, como una puta muñeca rota, sin vida, aceptando tu maldita sombra?
Pues escucha bien, porque te juro que te perseguiré hasta el último rincón de este mundo… ¡o hasta el mismísimo infierno, si hace falta, malnacido! Por cada aliento que tomes, te recordaré lo que hiciste. Imbécil de mierda.
Pagarás. Lo harás por cada cosa que destruiste, por cada pedazo de mí que rompiste y creíste dejar atrás como si no importara. No hay redención para ti. No hay perdón. Lo único que mereces es dolor, puro y despiadado, y te aseguro que seré yo quien lo traiga. Día tras día. Gota a gota. Hasta que no quede nada de ti.
¿Sacrificarlo todo? No me importa. Ya no me importa nada si al final veo cómo te caes, cómo te rompes, cómo te consumes en tu propia miseria, exactamente como hiciste conmigo. Te destruiré, tal y como tú me destruiste a mí.