—That's it, good girl. Come to daddy, you little slut.
GiGo, en Akihabara. Sábado, nueve de la mañana. Un momento mágico en el que decirle obscenidades a la edición de colección sujeta por la garra parecía apropiado. Quizás, quién sabe.
El maldito pedazo de plástico le gusta a los gordos que huelen raro, van a soltar buen billete por ella. Es lo único que importa.
—Yes, baby, come on... Almost there...
¿Por qué algo iba a salirle bien a este desgraciado? La garra soltó el juguete. Obvio.
—You fucking WHORE!!!
GiGo, en Akihabara. Sábado, nueve de la mañana. Un momento mágico en el que decirle obscenidades a la edición de colección sujeta por la garra parecía apropiado. Quizás, quién sabe.
El maldito pedazo de plástico le gusta a los gordos que huelen raro, van a soltar buen billete por ella. Es lo único que importa.
—Yes, baby, come on... Almost there...
¿Por qué algo iba a salirle bien a este desgraciado? La garra soltó el juguete. Obvio.
—You fucking WHORE!!!
—That's it, good girl. Come to daddy, you little slut.
GiGo, en Akihabara. Sábado, nueve de la mañana. Un momento mágico en el que decirle obscenidades a la edición de colección sujeta por la garra parecía apropiado. Quizás, quién sabe.
El maldito pedazo de plástico le gusta a los gordos que huelen raro, van a soltar buen billete por ella. Es lo único que importa.
—Yes, baby, come on... Almost there...
¿Por qué algo iba a salirle bien a este desgraciado? La garra soltó el juguete. Obvio.
—You fucking WHORE!!!