*Los ojos de Eremes se abrieron de golpe, con un tono carmesí que atravesó la oscuridad del laboratorio, a pesar de estar sumergido liberó en un jadeo profundo que hizo vibrar el vidrio de la cápsula, una sonrisa se dibujó en su rostro, y sus manos se alzaron lentamente, como si reconocieran su prisión.

“Advertencia: sujeto en actividad no autorizada” anunció una voz mecánica en el laboratorio, pero ya no era solo un sujeto, era una fuerza que comenzaba a reclamar su autonomía, empezando con un golpe de su brazo derecho que agrieto el vidrio.

“Esto... no estaba en los cálculos. ¿Qué activó su consciencia?”

Eremes inclinó la cabeza hacia un lado, mirando directamente en los ojos del hombre que había hablado, por un instante, fue como si algo más oscuro, algo inhumano, estuviera observando.

“¿Creen que pueden seguir jugando a ser dioses... sin pagar el precio?”

Con un último golpe, el cristal cedió, el asesino se encontraba de pie bajo la luz roja de las alarmas, su figura goteaba con la sustancia que lo había mantenido atrapado, su sonrisa desapareció, mientras los científicos retrocedían en pánico.

No era un despertar sino una pesadilla*
*Los ojos de Eremes se abrieron de golpe, con un tono carmesí que atravesó la oscuridad del laboratorio, a pesar de estar sumergido liberó en un jadeo profundo que hizo vibrar el vidrio de la cápsula, una sonrisa se dibujó en su rostro, y sus manos se alzaron lentamente, como si reconocieran su prisión. “Advertencia: sujeto en actividad no autorizada” anunció una voz mecánica en el laboratorio, pero ya no era solo un sujeto, era una fuerza que comenzaba a reclamar su autonomía, empezando con un golpe de su brazo derecho que agrieto el vidrio. “Esto... no estaba en los cálculos. ¿Qué activó su consciencia?” Eremes inclinó la cabeza hacia un lado, mirando directamente en los ojos del hombre que había hablado, por un instante, fue como si algo más oscuro, algo inhumano, estuviera observando. “¿Creen que pueden seguir jugando a ser dioses... sin pagar el precio?” Con un último golpe, el cristal cedió, el asesino se encontraba de pie bajo la luz roja de las alarmas, su figura goteaba con la sustancia que lo había mantenido atrapado, su sonrisa desapareció, mientras los científicos retrocedían en pánico. No era un despertar sino una pesadilla*
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