Cuando vio la tarta, se quedó inmóvil durante un instante, sus ojos recorriendo la capa de nata blanca impecable y las fresas brillantes que decoraban la parte superior. La presentación era tan perfecta que casi le costaba creer que alguien se hubiera tomado tantas molestias por ella.
Se acercó lentamente, como si la enorme tarta fuera un tesoro delicado que temía arruinar con solo tocarlo. Su mirada reflejaba una mezcla de sorpresa y aprecio, aunque un pequeño toque de incomodidad también se asomaba.
—¿Todo esto… para mí? —Susurro, con una leve sonrisa adornando su pálido rostro.
Rozó suavemente la superficie con la yema de los dedos, sintiendo la frescura de la nata. No estaba acostumbrada a regalos tan... Dulces, y la idea de que alguien hubiera pensado en algo tan específico para ella la conmovía más de lo que estaba dispuesta a admitir.
—No creo que pueda terminarla sola. —Comentó en voz más alta, con tono cálido aunque un poco nervioso.
Por un momento, su mente viajó a los recuerdos de cumpleaños pasados, muchos de ellos llenos de soledad o situaciones menos agradables. Aquel gesto parecía un contraste tan abrumador que casi no sabía cómo reaccionar.
Finalmente, lamió los restos de la tarta de su dedo, saboreando el equilibrio perfecto entre la dulzura y la frescura, ligera como una nube, con un toque cremoso que casi se derretía en la boca. Era una explosión de simplicidad bien ejecutada, tenía que admitir. Algo… Reconfortante.
—Gracias. De verdad, gracias… —Un brillo cruzó sus ojos turquesa, aquellos ojos que parecían como si el océano y el cielo se hubieran unido en un baile eterno… Un matiz de felicidad.
Se quedó un momento más contemplando la tarta antes de añadir, en un tono juguetón.
—No pienso dejar que algo tan bueno se desperdicie.
[Gracias 桑蒂 𝐒𝐚𝐧𝐭𝐢𝐚𝐠𝐨 ᴬᵒᶦ 葵 por el regalo ♥
Ya me gustaria a mi tener esa tarta... (?)]
Se acercó lentamente, como si la enorme tarta fuera un tesoro delicado que temía arruinar con solo tocarlo. Su mirada reflejaba una mezcla de sorpresa y aprecio, aunque un pequeño toque de incomodidad también se asomaba.
—¿Todo esto… para mí? —Susurro, con una leve sonrisa adornando su pálido rostro.
Rozó suavemente la superficie con la yema de los dedos, sintiendo la frescura de la nata. No estaba acostumbrada a regalos tan... Dulces, y la idea de que alguien hubiera pensado en algo tan específico para ella la conmovía más de lo que estaba dispuesta a admitir.
—No creo que pueda terminarla sola. —Comentó en voz más alta, con tono cálido aunque un poco nervioso.
Por un momento, su mente viajó a los recuerdos de cumpleaños pasados, muchos de ellos llenos de soledad o situaciones menos agradables. Aquel gesto parecía un contraste tan abrumador que casi no sabía cómo reaccionar.
Finalmente, lamió los restos de la tarta de su dedo, saboreando el equilibrio perfecto entre la dulzura y la frescura, ligera como una nube, con un toque cremoso que casi se derretía en la boca. Era una explosión de simplicidad bien ejecutada, tenía que admitir. Algo… Reconfortante.
—Gracias. De verdad, gracias… —Un brillo cruzó sus ojos turquesa, aquellos ojos que parecían como si el océano y el cielo se hubieran unido en un baile eterno… Un matiz de felicidad.
Se quedó un momento más contemplando la tarta antes de añadir, en un tono juguetón.
—No pienso dejar que algo tan bueno se desperdicie.
[Gracias 桑蒂 𝐒𝐚𝐧𝐭𝐢𝐚𝐠𝐨 ᴬᵒᶦ 葵 por el regalo ♥
Ya me gustaria a mi tener esa tarta... (?)]
Cuando vio la tarta, se quedó inmóvil durante un instante, sus ojos recorriendo la capa de nata blanca impecable y las fresas brillantes que decoraban la parte superior. La presentación era tan perfecta que casi le costaba creer que alguien se hubiera tomado tantas molestias por ella.
Se acercó lentamente, como si la enorme tarta fuera un tesoro delicado que temía arruinar con solo tocarlo. Su mirada reflejaba una mezcla de sorpresa y aprecio, aunque un pequeño toque de incomodidad también se asomaba.
—¿Todo esto… para mí? —Susurro, con una leve sonrisa adornando su pálido rostro.
Rozó suavemente la superficie con la yema de los dedos, sintiendo la frescura de la nata. No estaba acostumbrada a regalos tan... Dulces, y la idea de que alguien hubiera pensado en algo tan específico para ella la conmovía más de lo que estaba dispuesta a admitir.
—No creo que pueda terminarla sola. —Comentó en voz más alta, con tono cálido aunque un poco nervioso.
Por un momento, su mente viajó a los recuerdos de cumpleaños pasados, muchos de ellos llenos de soledad o situaciones menos agradables. Aquel gesto parecía un contraste tan abrumador que casi no sabía cómo reaccionar.
Finalmente, lamió los restos de la tarta de su dedo, saboreando el equilibrio perfecto entre la dulzura y la frescura, ligera como una nube, con un toque cremoso que casi se derretía en la boca. Era una explosión de simplicidad bien ejecutada, tenía que admitir. Algo… Reconfortante.
—Gracias. De verdad, gracias… —Un brillo cruzó sus ojos turquesa, aquellos ojos que parecían como si el océano y el cielo se hubieran unido en un baile eterno… Un matiz de felicidad.
Se quedó un momento más contemplando la tarta antes de añadir, en un tono juguetón.
—No pienso dejar que algo tan bueno se desperdicie.
[Gracias [Santi] por el regalo ♥
Ya me gustaria a mi tener esa tarta... (?)]