El frío de la mañana era palpable sobre la piel de cualquiera, sin embargo ella ardía. La noche anterior la luna había estado casi llena y la magia corría fuerte y violenta dentro de sus venas.
Habia entrenado desde antes del alba en el bosque luchando con criaturas oscuras buscando apasiguar la fuerza y desesperación que toda la magia le hacía sentír.
Tenía meses sin el sello impuesto en ella, el control sobre sus habilidades mágicas había vuelto, sin embargo jamás pensó que el poder seguiría creciendo con cada luna llena, era impresionante y agobiante en partes iguales.
-Bereas, mi fiel compañero y mensajero. Me alegra ver qué estás bien.
Con los primeros rayos de sol ella había vuelto a la mansión Selene, olía a carbón y sal negra. Saco a Boreas para que estirará las alas libremente mientras ella lo miraba. El ave se había vuelto un familiar por completo ahora que ella tenía su magia de vuelta y el vínculo de sus almas se había completado.
Notó la presencia entre los árboles, no se preocupo pues, en el estado que se encontraba podría contra cualquier ser incluídos los soldados de las legiones sagradas del reino Fae.
-Quien eres...?
Habia entrenado desde antes del alba en el bosque luchando con criaturas oscuras buscando apasiguar la fuerza y desesperación que toda la magia le hacía sentír.
Tenía meses sin el sello impuesto en ella, el control sobre sus habilidades mágicas había vuelto, sin embargo jamás pensó que el poder seguiría creciendo con cada luna llena, era impresionante y agobiante en partes iguales.
-Bereas, mi fiel compañero y mensajero. Me alegra ver qué estás bien.
Con los primeros rayos de sol ella había vuelto a la mansión Selene, olía a carbón y sal negra. Saco a Boreas para que estirará las alas libremente mientras ella lo miraba. El ave se había vuelto un familiar por completo ahora que ella tenía su magia de vuelta y el vínculo de sus almas se había completado.
Notó la presencia entre los árboles, no se preocupo pues, en el estado que se encontraba podría contra cualquier ser incluídos los soldados de las legiones sagradas del reino Fae.
-Quien eres...?
El frío de la mañana era palpable sobre la piel de cualquiera, sin embargo ella ardía. La noche anterior la luna había estado casi llena y la magia corría fuerte y violenta dentro de sus venas.
Habia entrenado desde antes del alba en el bosque luchando con criaturas oscuras buscando apasiguar la fuerza y desesperación que toda la magia le hacía sentír.
Tenía meses sin el sello impuesto en ella, el control sobre sus habilidades mágicas había vuelto, sin embargo jamás pensó que el poder seguiría creciendo con cada luna llena, era impresionante y agobiante en partes iguales.
-Bereas, mi fiel compañero y mensajero. Me alegra ver qué estás bien.
Con los primeros rayos de sol ella había vuelto a la mansión Selene, olía a carbón y sal negra. Saco a Boreas para que estirará las alas libremente mientras ella lo miraba. El ave se había vuelto un familiar por completo ahora que ella tenía su magia de vuelta y el vínculo de sus almas se había completado.
Notó la presencia entre los árboles, no se preocupo pues, en el estado que se encontraba podría contra cualquier ser incluídos los soldados de las legiones sagradas del reino Fae.
-Quien eres...?