โฟโ · ๐ฒ๐ป๐๐ฟ๐ ๐ฌ๐ฎ๏นโ
โ E๐ ๐๐ ๐๐๐๐ฝ๐ ๐พ๐ ๐ผ๐บ๐ฟ๐พฬ ๐พ๐๐๐บฬ ๐๐๐๐๐๐ป๐๐ฝ๐ ๐ฝ๐พ๐๐ฝ๐พ ๐๐๐พ ๐๐ ๐๐๐๐๐ ๐ฃ๐๐๐ ๐ ๐ ๐ป๐พ๐ป๐๐ฬ ๐พ๐ ๐ผ๐บ๐๐๐๐ฝ๐บ๐ฝ๐พ๐ ๐๐บ๐ ๐พ๐๐บ๐๐พ๐๐บ๐ฝ๐บ๐ ๐พ๐๐ฒ ๐ป๐ผ ๐ฝ๐๐ฑ๐ผ ๐ฑ๐ผ๐ฟ๐บ๐ถ๐ฟ ๐ฑ๐๐ฟ๐ฎ๐ป๐๐ฒ ๐๐ฟ๐ฒ๐ ๐๐ฒ๐บ๐ฎ๐ป๐ฎ๐ ๐ฒ๐ป๐๐ฒ๐ฟ๐ฎ๐. โ
El café, originario de la tierra, fue prohibido hace, tal vez, unos veinticinco años en el planeta Katamariano. Es difícil llevar la cuenta cuando ๐ฎ๐ฝ๐ฒ๐ป๐ฎ๐ ๐ฝ๐ฎ๐๐ฎ๐ฏ๐ฎ ๐๐ถ๐ฒ๐บ๐ฝ๐ผ ๐ฒ๐ป ๐๐ ๐ต๐ผ๐ด๐ฎ๐ฟ, pero en fin... ¿quién querría beber algo tan amargo y oscuro? En su época más joven, no podía evitar pensar que tomar café era algo ๐ฒ๐๐๐ฬ๐ฝ๐ถ๐ฑ๐ผ, ¡no entendía porque había sido tan viral en su planeta!
Desde el primer sorbo que probó, en la tierra que ahora llamaba hogar, supo que había ๐ฐ๐ฎ๐ถ๐ฑ๐ผ ๐ฒ๐ป ๐น๐ฎ๐ ๐๐ฒ๐ฟ๐ฟ๐ถ๐ฏ๐น๐ฒ๐ ๐ด๐ฎ๐ฟ๐ฟ๐ฎ๐ ๐ฑ๐ฒ๐น ๐ฐ๐ฎ๐ณ๐ฒฬ. Preparaba su bebida con la devoción de un artista creando una obra maestra, ๐ฐ๐๐ฎ๐๐ฟ๐ผ ๐ฐ๐๐ฐ๐ต๐ฎ๐ฟ๐ฎ๐ฑ๐ฎ๐ ๐ฑ๐ฒ ๐ฎ๐๐ฬ๐ฐ๐ฎ๐ฟ, un buen chorro de leche. Los Katamarinos, al igual que los humanos, tienen sus obsesiones, pero en el caso del príncipe, la pasión por el café había alcanzado un nivel que ni él mismo imaginaba.
En medio del bullicio del café, su voz, algo temblorosa pero llena de indignación, interrumpió el murmullo del local. El joven príncipe —ahora adoptando una forma humana— estaba claramente alterado. Su cabello rubio y despeinado se movía levemente con cada palabra que pronunciaba, ๐๐ถ๐ป ๐ฝ๐ฟ๐ฒ๐ผ๐ฐ๐๐ฝ๐ฎ๐ฟ๐๐ฒ ๐๐ถ ๐๐ ๐ฎ๐ฐ๐ผ๐บ๐ฝ๐ฎ๐ปฬ๐ฎ๐ป๐๐ฒ ๐น๐ผ ๐ฒ๐๐ฐ๐๐ฐ๐ต๐ฎ๐ฏ๐ฎ ๐ผ ๐ป๐ผ.
—¿Puedes creerlo? —dijo, más para sí mismo que para quien lo escuchara—. ¡Me dijeron que el café es malo! ¡๐ ๐ฎ๐น๐ถ๐๐ถ๐บ๐ผ!¿Cómo algo tan delicioso puede ser tan malo?
Las mejillas del rubio, usualmente pálidas, se habían teñido de un rojo intenso debido al calor de su ๐ฐ๐๐ฎ๐ฟ๐๐ฎ ๐๐ฎ๐๐ฎ ๐ฑ๐ฒ ๐ฐ๐ฎ๐ณ๐ฒฬ ๐ฑ๐ฒ๐น ๐ฑ๐ถฬ๐ฎ... ¡๐ฟ๐ฒ๐ฐ๐ถ๐ฒฬ๐ป ๐ฒ๐ฟ๐ฎ๐ป ๐น๐ฎ๐ ๐ญ๐ฌ ๐ฑ๐ฒ ๐น๐ฎ ๐บ๐ฎ๐ปฬ๐ฎ๐ป๐ฎ!
โ E๐ ๐๐ ๐๐๐๐ฝ๐ ๐พ๐ ๐ผ๐บ๐ฟ๐พฬ ๐พ๐๐๐บฬ ๐๐๐๐๐๐ป๐๐ฝ๐ ๐ฝ๐พ๐๐ฝ๐พ ๐๐๐พ ๐๐ ๐๐๐๐๐ ๐ฃ๐๐๐ ๐ ๐ ๐ป๐พ๐ป๐๐ฬ ๐พ๐ ๐ผ๐บ๐๐๐๐ฝ๐บ๐ฝ๐พ๐ ๐๐บ๐ ๐พ๐๐บ๐๐พ๐๐บ๐ฝ๐บ๐ ๐พ๐๐ฒ ๐ป๐ผ ๐ฝ๐๐ฑ๐ผ ๐ฑ๐ผ๐ฟ๐บ๐ถ๐ฟ ๐ฑ๐๐ฟ๐ฎ๐ป๐๐ฒ ๐๐ฟ๐ฒ๐ ๐๐ฒ๐บ๐ฎ๐ป๐ฎ๐ ๐ฒ๐ป๐๐ฒ๐ฟ๐ฎ๐. โ
El café, originario de la tierra, fue prohibido hace, tal vez, unos veinticinco años en el planeta Katamariano. Es difícil llevar la cuenta cuando ๐ฎ๐ฝ๐ฒ๐ป๐ฎ๐ ๐ฝ๐ฎ๐๐ฎ๐ฏ๐ฎ ๐๐ถ๐ฒ๐บ๐ฝ๐ผ ๐ฒ๐ป ๐๐ ๐ต๐ผ๐ด๐ฎ๐ฟ, pero en fin... ¿quién querría beber algo tan amargo y oscuro? En su época más joven, no podía evitar pensar que tomar café era algo ๐ฒ๐๐๐ฬ๐ฝ๐ถ๐ฑ๐ผ, ¡no entendía porque había sido tan viral en su planeta!
Desde el primer sorbo que probó, en la tierra que ahora llamaba hogar, supo que había ๐ฐ๐ฎ๐ถ๐ฑ๐ผ ๐ฒ๐ป ๐น๐ฎ๐ ๐๐ฒ๐ฟ๐ฟ๐ถ๐ฏ๐น๐ฒ๐ ๐ด๐ฎ๐ฟ๐ฟ๐ฎ๐ ๐ฑ๐ฒ๐น ๐ฐ๐ฎ๐ณ๐ฒฬ. Preparaba su bebida con la devoción de un artista creando una obra maestra, ๐ฐ๐๐ฎ๐๐ฟ๐ผ ๐ฐ๐๐ฐ๐ต๐ฎ๐ฟ๐ฎ๐ฑ๐ฎ๐ ๐ฑ๐ฒ ๐ฎ๐๐ฬ๐ฐ๐ฎ๐ฟ, un buen chorro de leche. Los Katamarinos, al igual que los humanos, tienen sus obsesiones, pero en el caso del príncipe, la pasión por el café había alcanzado un nivel que ni él mismo imaginaba.
En medio del bullicio del café, su voz, algo temblorosa pero llena de indignación, interrumpió el murmullo del local. El joven príncipe —ahora adoptando una forma humana— estaba claramente alterado. Su cabello rubio y despeinado se movía levemente con cada palabra que pronunciaba, ๐๐ถ๐ป ๐ฝ๐ฟ๐ฒ๐ผ๐ฐ๐๐ฝ๐ฎ๐ฟ๐๐ฒ ๐๐ถ ๐๐ ๐ฎ๐ฐ๐ผ๐บ๐ฝ๐ฎ๐ปฬ๐ฎ๐ป๐๐ฒ ๐น๐ผ ๐ฒ๐๐ฐ๐๐ฐ๐ต๐ฎ๐ฏ๐ฎ ๐ผ ๐ป๐ผ.
—¿Puedes creerlo? —dijo, más para sí mismo que para quien lo escuchara—. ¡Me dijeron que el café es malo! ¡๐ ๐ฎ๐น๐ถ๐๐ถ๐บ๐ผ!¿Cómo algo tan delicioso puede ser tan malo?
Las mejillas del rubio, usualmente pálidas, se habían teñido de un rojo intenso debido al calor de su ๐ฐ๐๐ฎ๐ฟ๐๐ฎ ๐๐ฎ๐๐ฎ ๐ฑ๐ฒ ๐ฐ๐ฎ๐ณ๐ฒฬ ๐ฑ๐ฒ๐น ๐ฑ๐ถฬ๐ฎ... ¡๐ฟ๐ฒ๐ฐ๐ถ๐ฒฬ๐ป ๐ฒ๐ฟ๐ฎ๐ป ๐น๐ฎ๐ ๐ญ๐ฌ ๐ฑ๐ฒ ๐น๐ฎ ๐บ๐ฎ๐ปฬ๐ฎ๐ป๐ฎ!
โฟโ · ๐ฒ๐ป๐๐ฟ๐ ๐ฌ๐ฎ๏นโ
โ E๐ ๐๐ ๐๐๐๐ฝ๐ ๐พ๐
๐ผ๐บ๐ฟ๐พฬ ๐พ๐๐๐บฬ ๐๐๐๐๐๐ป๐๐ฝ๐ ๐ฝ๐พ๐๐ฝ๐พ ๐๐๐พ ๐๐ ๐๐๐๐๐ ๐ฃ๐๐๐ ๐
๐ ๐ป๐พ๐ป๐๐ฬ ๐พ๐ ๐ผ๐บ๐๐๐๐ฝ๐บ๐ฝ๐พ๐ ๐๐บ๐ ๐พ๐๐บ๐๐พ๐๐บ๐ฝ๐บ๐ ๐พ๐๐ฒ ๐ป๐ผ ๐ฝ๐๐ฑ๐ผ ๐ฑ๐ผ๐ฟ๐บ๐ถ๐ฟ ๐ฑ๐๐ฟ๐ฎ๐ป๐๐ฒ ๐๐ฟ๐ฒ๐ ๐๐ฒ๐บ๐ฎ๐ป๐ฎ๐ ๐ฒ๐ป๐๐ฒ๐ฟ๐ฎ๐. โ
El café, originario de la tierra, fue prohibido hace, tal vez, unos veinticinco años en el planeta Katamariano. Es difícil llevar la cuenta cuando ๐ฎ๐ฝ๐ฒ๐ป๐ฎ๐ ๐ฝ๐ฎ๐๐ฎ๐ฏ๐ฎ ๐๐ถ๐ฒ๐บ๐ฝ๐ผ ๐ฒ๐ป ๐๐ ๐ต๐ผ๐ด๐ฎ๐ฟ, pero en fin... ¿quién querría beber algo tan amargo y oscuro? En su época más joven, no podía evitar pensar que tomar café era algo ๐ฒ๐๐๐ฬ๐ฝ๐ถ๐ฑ๐ผ, ¡no entendía porque había sido tan viral en su planeta!
Desde el primer sorbo que probó, en la tierra que ahora llamaba hogar, supo que había ๐ฐ๐ฎ๐ถ๐ฑ๐ผ ๐ฒ๐ป ๐น๐ฎ๐ ๐๐ฒ๐ฟ๐ฟ๐ถ๐ฏ๐น๐ฒ๐ ๐ด๐ฎ๐ฟ๐ฟ๐ฎ๐ ๐ฑ๐ฒ๐น ๐ฐ๐ฎ๐ณ๐ฒฬ. Preparaba su bebida con la devoción de un artista creando una obra maestra, ๐ฐ๐๐ฎ๐๐ฟ๐ผ ๐ฐ๐๐ฐ๐ต๐ฎ๐ฟ๐ฎ๐ฑ๐ฎ๐ ๐ฑ๐ฒ ๐ฎ๐๐ฬ๐ฐ๐ฎ๐ฟ, un buen chorro de leche. Los Katamarinos, al igual que los humanos, tienen sus obsesiones, pero en el caso del príncipe, la pasión por el café había alcanzado un nivel que ni él mismo imaginaba.
En medio del bullicio del café, su voz, algo temblorosa pero llena de indignación, interrumpió el murmullo del local. El joven príncipe —ahora adoptando una forma humana— estaba claramente alterado. Su cabello rubio y despeinado se movía levemente con cada palabra que pronunciaba, ๐๐ถ๐ป ๐ฝ๐ฟ๐ฒ๐ผ๐ฐ๐๐ฝ๐ฎ๐ฟ๐๐ฒ ๐๐ถ ๐๐ ๐ฎ๐ฐ๐ผ๐บ๐ฝ๐ฎ๐ปฬ๐ฎ๐ป๐๐ฒ ๐น๐ผ ๐ฒ๐๐ฐ๐๐ฐ๐ต๐ฎ๐ฏ๐ฎ ๐ผ ๐ป๐ผ.
—¿Puedes creerlo? —dijo, más para sí mismo que para quien lo escuchara—. ¡Me dijeron que el café es malo! ¡๐ ๐ฎ๐น๐ถ๐๐ถ๐บ๐ผ!¿Cómo algo tan delicioso puede ser tan malo?
Las mejillas del rubio, usualmente pálidas, se habían teñido de un rojo intenso debido al calor de su ๐ฐ๐๐ฎ๐ฟ๐๐ฎ ๐๐ฎ๐๐ฎ ๐ฑ๐ฒ ๐ฐ๐ฎ๐ณ๐ฒฬ ๐ฑ๐ฒ๐น ๐ฑ๐ถฬ๐ฎ... ¡๐ฟ๐ฒ๐ฐ๐ถ๐ฒฬ๐ป ๐ฒ๐ฟ๐ฎ๐ป ๐น๐ฎ๐ ๐ญ๐ฌ ๐ฑ๐ฒ ๐น๐ฎ ๐บ๐ฎ๐ปฬ๐ฎ๐ป๐ฎ!