Los más de dos siglos que Sigrid ha vivido le han otorgado la libertad de hacer lo que se le venga en gana.
Su personalidad dominante va de la mano con la extravagancia, no pide perdón ni permiso, simplemente toma lo que quiere cuando quiere.
¿Hacer tratos con ella? Sólo un suicida o una persona experta en el arte del engaño lo consideraría
Su personalidad dominante va de la mano con la extravagancia, no pide perdón ni permiso, simplemente toma lo que quiere cuando quiere.
¿Hacer tratos con ella? Sólo un suicida o una persona experta en el arte del engaño lo consideraría
Los más de dos siglos que Sigrid ha vivido le han otorgado la libertad de hacer lo que se le venga en gana.
Su personalidad dominante va de la mano con la extravagancia, no pide perdón ni permiso, simplemente toma lo que quiere cuando quiere.
¿Hacer tratos con ella? Sólo un suicida o una persona experta en el arte del engaño lo consideraría