Ninive
Ninive fue la primera y única prisión que existía en Basilia, fundada por David después de la gran guerra civil de Basilia, en ella se encontraban desertores, asesinos, violadores, criaturas malas, pero David no tenía deseo en su corazón de hacerles mal, apesar de sus faltas, la permanencia en Nínive para los cautivos era tranquila y ordenada, fue tiempo después de que Zet ascendiera al trono que las cosas cambiarían, el numero de residentes de la prisión comenzó en aumento, el Nuevo Rey Zet pensaba en el porque David era tan benévolo con aquellas criaturas que no lo merecían, preocupado de que se alzara una nueva rebelión, Zet decide lo impensable, congrega a toda Basilia a una audiencia pública, presentando una mesa de sacrificio, los guardias de la prisión no estaban de acuerdo, se opusieron, pero Zet les dijo,
- si alguno esta con migo caminará como yo, si alguno esta en mi contra le cortaré la cabeza,
" Y ninguno de ellos se opuso, uno a uno los guardias fueron llevando los prisioneros a la mesa de piedra, ahí Zet los esperaba con su espada, aquellos rogaban a Zet piedad, suplicaban a David clemencia, pero el tirano Zet no les escuchaba, parecía no oír su voz ni ver su llanto, al colocar sus cabezas en el borde el simplemente les decía .
- No es mi mano ni mi espada, fueron tus actos los que hoy te condenaron .
" A todos por igual, las mismas palabras, durante seis días completos, sin detenerse, uno tras otro, los cuerpos se apilaban y las cabezas ya no cabían en los carros de transporte, habiendo cortado más de seiscientas cabezas al final del sexto día su cuerpo no podía distinguirse por la cantidad de sangre que le cubría, sus cabellos se tiñeron de rojo, la sangre llegaba a sus tobillos y se extendía por todo el salón de la prisión, formando sobre el mármol blanco un pequeño lago sangriento, y al mirar a Zet, se veia tranquilo, en calma, como si nada hubiese pasado, ninguna de las muertes significó nada para él, era un trabajo mas y alguien debía hacerlo, en eso pensaba, sin pena, ni gloria, solo un deber y nada mas .
Ninive fue la primera y única prisión que existía en Basilia, fundada por David después de la gran guerra civil de Basilia, en ella se encontraban desertores, asesinos, violadores, criaturas malas, pero David no tenía deseo en su corazón de hacerles mal, apesar de sus faltas, la permanencia en Nínive para los cautivos era tranquila y ordenada, fue tiempo después de que Zet ascendiera al trono que las cosas cambiarían, el numero de residentes de la prisión comenzó en aumento, el Nuevo Rey Zet pensaba en el porque David era tan benévolo con aquellas criaturas que no lo merecían, preocupado de que se alzara una nueva rebelión, Zet decide lo impensable, congrega a toda Basilia a una audiencia pública, presentando una mesa de sacrificio, los guardias de la prisión no estaban de acuerdo, se opusieron, pero Zet les dijo,
- si alguno esta con migo caminará como yo, si alguno esta en mi contra le cortaré la cabeza,
" Y ninguno de ellos se opuso, uno a uno los guardias fueron llevando los prisioneros a la mesa de piedra, ahí Zet los esperaba con su espada, aquellos rogaban a Zet piedad, suplicaban a David clemencia, pero el tirano Zet no les escuchaba, parecía no oír su voz ni ver su llanto, al colocar sus cabezas en el borde el simplemente les decía .
- No es mi mano ni mi espada, fueron tus actos los que hoy te condenaron .
" A todos por igual, las mismas palabras, durante seis días completos, sin detenerse, uno tras otro, los cuerpos se apilaban y las cabezas ya no cabían en los carros de transporte, habiendo cortado más de seiscientas cabezas al final del sexto día su cuerpo no podía distinguirse por la cantidad de sangre que le cubría, sus cabellos se tiñeron de rojo, la sangre llegaba a sus tobillos y se extendía por todo el salón de la prisión, formando sobre el mármol blanco un pequeño lago sangriento, y al mirar a Zet, se veia tranquilo, en calma, como si nada hubiese pasado, ninguna de las muertes significó nada para él, era un trabajo mas y alguien debía hacerlo, en eso pensaba, sin pena, ni gloria, solo un deber y nada mas .
Ninive
Ninive fue la primera y única prisión que existía en Basilia, fundada por David después de la gran guerra civil de Basilia, en ella se encontraban desertores, asesinos, violadores, criaturas malas, pero David no tenía deseo en su corazón de hacerles mal, apesar de sus faltas, la permanencia en Nínive para los cautivos era tranquila y ordenada, fue tiempo después de que Zet ascendiera al trono que las cosas cambiarían, el numero de residentes de la prisión comenzó en aumento, el Nuevo Rey Zet pensaba en el porque David era tan benévolo con aquellas criaturas que no lo merecían, preocupado de que se alzara una nueva rebelión, Zet decide lo impensable, congrega a toda Basilia a una audiencia pública, presentando una mesa de sacrificio, los guardias de la prisión no estaban de acuerdo, se opusieron, pero Zet les dijo,
- si alguno esta con migo caminará como yo, si alguno esta en mi contra le cortaré la cabeza,
" Y ninguno de ellos se opuso, uno a uno los guardias fueron llevando los prisioneros a la mesa de piedra, ahí Zet los esperaba con su espada, aquellos rogaban a Zet piedad, suplicaban a David clemencia, pero el tirano Zet no les escuchaba, parecía no oír su voz ni ver su llanto, al colocar sus cabezas en el borde el simplemente les decía .
- No es mi mano ni mi espada, fueron tus actos los que hoy te condenaron .
" A todos por igual, las mismas palabras, durante seis días completos, sin detenerse, uno tras otro, los cuerpos se apilaban y las cabezas ya no cabían en los carros de transporte, habiendo cortado más de seiscientas cabezas al final del sexto día su cuerpo no podía distinguirse por la cantidad de sangre que le cubría, sus cabellos se tiñeron de rojo, la sangre llegaba a sus tobillos y se extendía por todo el salón de la prisión, formando sobre el mármol blanco un pequeño lago sangriento, y al mirar a Zet, se veia tranquilo, en calma, como si nada hubiese pasado, ninguna de las muertes significó nada para él, era un trabajo mas y alguien debía hacerlo, en eso pensaba, sin pena, ni gloria, solo un deber y nada mas .