Beber hasta perder el conocimiento se había convertido en parte de la rutina de todos los días, ir a la Taberna de la Sirena Ruborizada y beber algo fuerte hasta que la magistrada ya no supiera tenerse en pie.
Así ya no escuchaba las voces, bueno, su propia voz crítica, echándole la bronca por todo.
Así ya no escuchaba las voces, bueno, su propia voz crítica, echándole la bronca por todo.
Beber hasta perder el conocimiento se había convertido en parte de la rutina de todos los días, ir a la Taberna de la Sirena Ruborizada y beber algo fuerte hasta que la magistrada ya no supiera tenerse en pie.
Así ya no escuchaba las voces, bueno, su propia voz crítica, echándole la bronca por todo.