Por días, todo parecía ir bien, tranquilo, incluso más de lo que pudiera esperar o pedir para tener paz...
Pero, por otros, parecía tener un corto circuíto en la cabeza que lo dejaba privado completamente.

Tras las reformas en el infierno y que, fuera de lo que ya esperaba en algunos pecadores o diablillos al cambiar las leyes, todo parecía fluir con normalidad, siempre había el imbécil que retaba su autoridad o cuestionaba su poder envalentonado por un lapsus.
Esto no sería tan importante, al menos si su respuesta inmediata no fuera asesinarlo tras el 3er insulto.

Todas las esferas con almas que había juntado en esas últimas semanas, finalmente tenían explicación y, a su vez, finalmente la excusa para deshacerse de ellas con el cambio de su mascota, mascota la cual también comenzaba a colmarle la paciencia al olvidar su lugar y hacerle tamaño berrinche.

Parecía una nimiedad, pero cada coraje, cada molestia, cada amenaza a su persona iba despertando más y más la maldad y sadismo en él, haciendo avanzar lentamente las vetas negras de sus extremidades.
La corrupción estaba cerca, faltaba sólo un pequeño empujón para terminar de detonar la bomba de tiempo.
Por días, todo parecía ir bien, tranquilo, incluso más de lo que pudiera esperar o pedir para tener paz... Pero, por otros, parecía tener un corto circuíto en la cabeza que lo dejaba privado completamente. Tras las reformas en el infierno y que, fuera de lo que ya esperaba en algunos pecadores o diablillos al cambiar las leyes, todo parecía fluir con normalidad, siempre había el imbécil que retaba su autoridad o cuestionaba su poder envalentonado por un lapsus. Esto no sería tan importante, al menos si su respuesta inmediata no fuera asesinarlo tras el 3er insulto. Todas las esferas con almas que había juntado en esas últimas semanas, finalmente tenían explicación y, a su vez, finalmente la excusa para deshacerse de ellas con el cambio de su mascota, mascota la cual también comenzaba a colmarle la paciencia al olvidar su lugar y hacerle tamaño berrinche. Parecía una nimiedad, pero cada coraje, cada molestia, cada amenaza a su persona iba despertando más y más la maldad y sadismo en él, haciendo avanzar lentamente las vetas negras de sus extremidades. La corrupción estaba cerca, faltaba sólo un pequeño empujón para terminar de detonar la bomba de tiempo.
Me shockea
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