—Aunque ya le arruinaron la huida y estaba aún más enfadado, no iba a regresar al castillo de Lucifer aún. Y es que lo bueno de adoptar el aspecto que usaba Alduin en el cielo era que, un ángel en el infierno atraía a los demonios y por ende la “comida” se metía sola en su boca.
¿Tenía hambre? No. Pero, no podía dejar de devorar a cuánta alma sus ojos vieran. ¿Y quien era él para negar el privilegio a aquellas pobres almas de ser devoradas por la mascota favorita del rey del infierno si, solitos se aventaban a sus fauces—
¿Tenía hambre? No. Pero, no podía dejar de devorar a cuánta alma sus ojos vieran. ¿Y quien era él para negar el privilegio a aquellas pobres almas de ser devoradas por la mascota favorita del rey del infierno si, solitos se aventaban a sus fauces—
—Aunque ya le arruinaron la huida y estaba aún más enfadado, no iba a regresar al castillo de Lucifer aún. Y es que lo bueno de adoptar el aspecto que usaba Alduin en el cielo era que, un ángel en el infierno atraía a los demonios y por ende la “comida” se metía sola en su boca.
¿Tenía hambre? No. Pero, no podía dejar de devorar a cuánta alma sus ojos vieran. ¿Y quien era él para negar el privilegio a aquellas pobres almas de ser devoradas por la mascota favorita del rey del infierno si, solitos se aventaban a sus fauces—