Lyra se encontraba frente a una pequeña llama que ardía con una intensidad abrumadora. Observaba cómo el fuego danzaba, consciente de su propia naturaleza, del poder que llevaba consigo.
—El poder es un veneno. —Murmuró, su voz baja, casi un susurro.— Promete todo, pero exige todo a cambio. La ambición no es más que un reflejo de lo que somos, de lo que buscamos alcanzar. Muchos caen en ella, creyendo que controlan el fuego. Pero si no caía en mí...
Sus ojos reflejaron las llamas, el brillo en ellos reflejando una oscuridad profunda.
—Habría sido el fuego el que me hubiera consumido a mí, liberando un dios de sangre cuya ira no conoce límites. Un precio que no todos pueden pagar, una carga que no todos pueden cargar.
La llama parpadeó. La ambición y el poder, pensó, nunca vienen sin un costo.
—El poder es un veneno. —Murmuró, su voz baja, casi un susurro.— Promete todo, pero exige todo a cambio. La ambición no es más que un reflejo de lo que somos, de lo que buscamos alcanzar. Muchos caen en ella, creyendo que controlan el fuego. Pero si no caía en mí...
Sus ojos reflejaron las llamas, el brillo en ellos reflejando una oscuridad profunda.
—Habría sido el fuego el que me hubiera consumido a mí, liberando un dios de sangre cuya ira no conoce límites. Un precio que no todos pueden pagar, una carga que no todos pueden cargar.
La llama parpadeó. La ambición y el poder, pensó, nunca vienen sin un costo.
Lyra se encontraba frente a una pequeña llama que ardía con una intensidad abrumadora. Observaba cómo el fuego danzaba, consciente de su propia naturaleza, del poder que llevaba consigo.
—El poder es un veneno. —Murmuró, su voz baja, casi un susurro.— Promete todo, pero exige todo a cambio. La ambición no es más que un reflejo de lo que somos, de lo que buscamos alcanzar. Muchos caen en ella, creyendo que controlan el fuego. Pero si no caía en mí...
Sus ojos reflejaron las llamas, el brillo en ellos reflejando una oscuridad profunda.
—Habría sido el fuego el que me hubiera consumido a mí, liberando un dios de sangre cuya ira no conoce límites. Un precio que no todos pueden pagar, una carga que no todos pueden cargar.
La llama parpadeó. La ambición y el poder, pensó, nunca vienen sin un costo.