────Los vigilantes y seres con poderes han creado una cultura de dependencia y complacencia, una influencia devastadora que corroe la autonomía humana. Cada vez que uno de estos "héroes" se presenta para salvar el día, lo único que realmente hacen es reforzar la idea de que la humanidad no puede valerse por sí misma. Al igual que niños que buscan un salvavidas en cada momento de peligro, la gente se ha acostumbrado a esperar a que seres sobrenaturales resuelvan sus problemas.
Lo peor de todo es la falsa sensación de seguridad que otorgan. Cada acto heroico, cada salvamento espectacular, aleja aún más a la sociedad de la realidad: que la verdadera fuerza reside en nuestra capacidad de tomar control, de actuar con sabiduría y estrategia, no de esperar que alguien más haga el trabajo. Los vigilantes, con sus poderes sin restricciones, son un veneno disfrazado de solución.
Lo peor de todo es la falsa sensación de seguridad que otorgan. Cada acto heroico, cada salvamento espectacular, aleja aún más a la sociedad de la realidad: que la verdadera fuerza reside en nuestra capacidad de tomar control, de actuar con sabiduría y estrategia, no de esperar que alguien más haga el trabajo. Los vigilantes, con sus poderes sin restricciones, son un veneno disfrazado de solución.
────Los vigilantes y seres con poderes han creado una cultura de dependencia y complacencia, una influencia devastadora que corroe la autonomía humana. Cada vez que uno de estos "héroes" se presenta para salvar el día, lo único que realmente hacen es reforzar la idea de que la humanidad no puede valerse por sí misma. Al igual que niños que buscan un salvavidas en cada momento de peligro, la gente se ha acostumbrado a esperar a que seres sobrenaturales resuelvan sus problemas.
Lo peor de todo es la falsa sensación de seguridad que otorgan. Cada acto heroico, cada salvamento espectacular, aleja aún más a la sociedad de la realidad: que la verdadera fuerza reside en nuestra capacidad de tomar control, de actuar con sabiduría y estrategia, no de esperar que alguien más haga el trabajo. Los vigilantes, con sus poderes sin restricciones, son un veneno disfrazado de solución.