“๐‚๐ฎ๐š๐ง๐๐จ ๐ž๐ฅ ๐›๐š๐ซ ๐œ๐ž๐ซ๐ซ๐š๐›๐š, ๐ž๐ง ๐ฅ๐š ๐ฌ๐ž๐ซ๐ž๐ง๐ข๐๐š๐ ๐๐ž๐ฅ ๐ฅ๐ฎ๐ ๐š๐ซ, ๐ฅ๐š๐ฌ ๐ฆ๐ž๐ฅ๐จ๐í๐š๐ฌ ๐ฒ ๐ฎ๐ง๐š ๐›๐ž๐›๐ข๐๐š ๐ž๐ซ๐š๐ง ๐ฆá๐ฌ ๐ช๐ฎ๐ž ๐ฌ๐ฎ๐Ÿ๐ข๐œ๐ข๐ž๐ง๐ญ๐ž๐ฌ ๐ฉ๐š๐ซ๐š ๐ก๐š๐œ๐ž๐ซ๐ฅ๐ž ๐ซ๐ž๐œ๐จ๐ซ๐๐š๐ซ.”

Mientras la noche abrazaba la ciudad y los locales descansaban, el ambiente del bar permanecía inquieto, como si estuviera suspendido en el tiempo. Sentado en uno de los taburetes, Adam contemplaba el vaso de ๐˜–๐˜ญ๐˜ฅ ๐˜๐˜ข๐˜ด๐˜ฉ๐˜ช๐˜ฐ๐˜ฏ๐˜ฆ๐˜ฅ frente a él. Entre sus dedos descansaba un cigarro negro, del cual apenas se desprendía un hilo de humo que ascendía como una sombra de sus pensamientos. Fragmentos de memorias, espectros silenciosos, irrumpían en su mente sin aviso, como un torrente imposible de detener.

— Ugh... ¿Por qué? ¿Por qué sigo recordando todo? — gruñó, con una mezcla de enojo y nostalgia que nublaba sus pensamientos.

Esta rutina se había convertido en su ๐šŒ๐šŠ๐šœ๐š๐š’๐š๐š˜. No eran simples memorias las que lo acosaban, ๐˜ด๐˜ช๐˜ฏ๐˜ฐ ๐˜ท๐˜ช๐˜ฅ๐˜ข๐˜ด ๐˜ฆ๐˜ฏ๐˜ต๐˜ฆ๐˜ณ๐˜ข๐˜ด, ๐˜ค๐˜ฐ๐˜ฎ๐˜ฑ๐˜ญ๐˜ฆ๐˜ต๐˜ข๐˜ด y ๐˜ฅ๐˜ฆ๐˜ต๐˜ข๐˜ญ๐˜ญ๐˜ข๐˜ฅ๐˜ข๐˜ด, que se amontonaban en su mente como si buscaban aplastarlo bajo su peso, que lo asaltaban sin tregua. Sabía que aquello no era natural, que no se trataba de simples memorias sueltas. Era el precio de su ๐˜ค๐˜ฐ๐˜ฏ๐˜ฅ๐˜ฆ๐˜ฏ๐˜ข, el eco perpetuo de un ser que disfrutaba ๐™–๐™ฉ๐™ค๐™ง๐™ข๐™š๐™ฃ๐™ฉ๐™–๐™ง๐™ก๐™ค. Marcado por su antigua ๐˜ข๐˜ท๐˜ข๐˜ณ๐˜ช๐˜ค๐˜ช๐˜ข, Adam podía sentir la presencia de ese ser, aquel que lo había marcado, aquel que lo había condenado a pagar una deuda imposible de saldar.

๐™ฒ๐šŠ๐š๐šŠ ๐•๐ข๐๐š. ๐™ฒ๐šŠ๐š๐šŠ ๐’๐ž๐ง๐ญ๐ข๐ฆ๐ข๐ž๐ง๐ญ๐จ. ๐™ฒ๐šŠ๐š๐šŠ ๐ˆ๐ง๐ฌ๐ข๐ ๐ง๐ข๐Ÿ๐ข๐œ๐š๐ง๐ญ๐ž. detalle de su existencia pasada se amontonaba en su cabeza, haciéndolo revivirlo todo en cuestión de segundos.

Cerró los ojos con fuerza, tratando de ahogar el ๐˜ค๐˜ข๐˜ฐ๐˜ด que habitaba en su mente, pero las imágenes no se detenían. Tomó un trago largo de su vaso, dejando que el ardor del alcohol intentara silenciar el ๐˜ฆ๐˜ค๐˜ฐ constante de su ๐˜ค๐˜ฐ๐˜ฏ๐˜ฅ๐˜ฆ๐˜ฏ๐˜ข.

Aclaró su garganta mientras una chispa de lucidez iluminaba brevemente sus ojos. Su mano tembló al sostener el cigarro, y por un instante, se quedó absorto observando el humo que danzaba en el aire, dejando un tenue aroma a trébol.

Recordó entonces una promesa hecha hace incontables vidas: nunca se rendiría, nunca sería un hombre sin propósito. Pero ahora... solo podía reírse con amargura. Esa promesa no era más que una ๐—ถ๐—ฟ๐—ผ๐—ป๐—ถ๐—ฎ ๐—ฐ๐—ฟ๐˜‚๐—ฒ๐—น. Dio una última calada antes de apagar el cigarro en el cenicero, dejando que el eco de su risa llenara el vacío del lugar.

Las cadenas estaban ahí. ๐—ฃ๐—ฒ๐˜€๐—ฎ๐—ฑ๐—ฎ๐˜€, ๐—ถ๐—ป๐˜ƒ๐—ถ๐˜€๐—ถ๐—ฏ๐—น๐—ฒ๐˜€, ๐—ถ๐—บ๐—ฝ๐—ผ๐˜€๐—ถ๐—ฏ๐—น๐—ฒ๐˜€ de ๐™ž๐™œ๐™ฃ๐™ค๐™ง๐™–๐™ง. Lo ๐˜ข๐˜ต๐˜ข๐˜ฃ๐˜ข๐˜ฏ, se enredaban en su ser como un recordatorio constante de su ๐˜ค๐˜ฐ๐˜ฏ๐˜ฅ๐˜ฆ๐˜ฏ๐˜ข. Y, sin embargo, ๐™š๐™ง๐™– ๐™–๐™™๐™ž๐™˜๐™ฉ๐™ค ๐™– ๐™š๐™ก๐™ก๐™–๐™จ, al peso, a la agonía de sentirlas, recordándole que por más que lo deseara, jamás sería ๐—น๐—ถ๐—ฏ๐—ฟ๐—ฒ.

Se levantó con pesadez, y justo en ese momento una nueva canción comenzó a sonar, una melodía desconocida llenó el aire. No recordaba haberla añadido a su lista, pero no le dio importancia. Sosteniendo el vaso de ๐˜–๐˜ญ๐˜ฅ ๐˜๐˜ข๐˜ด๐˜ฉ๐˜ช๐˜ฐ๐˜ฏ๐˜ฆ๐˜ฅ, lo contempló unos segundos antes de vaciarlo de un solo trago. Se ajustó los guantes y, al cruzar hacia el otro lado de la barra, su reflejo en un pequeño espejo lo atrapó. Por un momento, ese ๐˜ณ๐˜ฆ๐˜ง๐˜ญ๐˜ฆ๐˜ซ๐˜ฐ parecía ๐—ผ๐˜๐—ฟ๐—ฎ ๐™ฅ๐™š๐™ง๐™จ๐™ค๐™ฃ๐™–.

— Ha~... Supongo que ir contra la ๐—น๐—ฒ๐˜† de vez en cuando no es tan ๐™ข๐™–๐™ก๐™ค.

Una ventisca ligera recorrió el bar, como si respondiera a su pensamiento. Notó entonces que la señal en la puerta se había movido para mostrar "Abierto". Esbozó una leve sonrisa y murmuró al viento:

— ๐™‚๐™ง๐™–๐™˜๐™ž๐™–๐™จ...

Mientras lavaba el vaso, su mirada se perdió en el vacío.

— Espero que no estén tan ๐˜ฅ๐˜ฆ๐˜ค๐˜ฆ๐˜ฑ๐˜ค๐˜ช๐˜ฐ๐˜ฏ๐˜ข๐˜ฅ๐˜ฐ๐˜ด... Alcancé la ๐™ฅ๐™–๐™ฏ que buscaba. Pero, a veces, siento que el ๐—ฝ๐—ฟ๐—ฒ๐—ฐ๐—ถ๐—ผ fue demasiado ๐—ฎ๐—น๐˜๐—ผ...

Un suspiro escapó de sus labios, seguido de un murmullo apenas audible.

— Ah... Estoy volviendo a hablar solo. — Resopló, resignado a lo inevitable. Por más que lo intentara, no podía dejar de pensar, ni de recordar. Tal vez, reflexionaría más profundamente en otro momento.

Su mano apretó el vaso que estaba limpiando, y pequeñas grietas comenzaron a formarse en el cristal. Los ๐˜ณ๐˜ฆ๐˜ค๐˜ถ๐˜ฆ๐˜ณ๐˜ฅ๐˜ฐ๐˜ด lo arrastraban una y otra vez hacia el ser que lo había condenado, aquel que lo encadenó a una vida de ๐˜ณ๐˜ฆ๐˜ฆ๐˜ฏ๐˜ค๐˜ข๐˜ณ๐˜ฏ๐˜ข๐˜ค๐˜ช๐˜ฐ๐˜ฏ๐˜ฆ๐˜ด ๐˜ช๐˜ฏ๐˜ต๐˜ฆ๐˜ณ๐˜ฎ๐˜ช๐˜ฏ๐˜ข๐˜ฃ๐˜ญ๐˜ฆ๐˜ด... ๐™ฎ ๐™ฆ๐™ช๐™š ๐™ฃ๐™ช๐™ฃ๐™˜๐™– ๐™ก๐™ค ๐™™๐™š๐™Ÿ๐™–๐™ง๐™ž๐™– ๐™ž๐™ง.

๐๐ฎ๐ง๐œ๐š ๐ฏ๐จ๐ฅ๐ฏ๐ž๐ซí๐š ๐š ๐ข๐ง๐ฏ๐จ๐ฅ๐ฎ๐œ๐ซ๐š๐ซ๐ฌ๐ž ๐œ๐จ๐ง ๐š๐ฅ๐ ๐จ ๐๐ž ๐ฌ๐ฎ๐ฌ ๐ญ๐š๐ง๐ญ๐š๐ฌ ๐ฏ๐ข๐๐š๐ฌ ๐ฉ๐š๐ฌ๐š๐๐š๐ฌ.
Aunque podía sentirlas en su ser, en la sangre que corría por sus venas, se negaba a usarlas. ๐™ฝ๐š˜ ๐šŸ๐š˜๐š•๐šŸ๐šŽ๐š›í๐šŠ ๐šŠ ๐šœ๐šŽ๐š› ๐šŠ๐šš๐šž๐šŽ๐š• ๐šŸ๐š’๐š•๐š•๐šŠ๐š—๐š˜, ese ser inmortalizado en incontables épocas como un símbolo de maldad. Y, sin embargo, en lo más profundo de su mente, la tentación seguía presente, susurrándole al oído, burlándose de su resolución.

๐—” ๐˜ƒ๐—ฒ๐—ฐ๐—ฒ๐˜€, ๐—ฝ๐—ฒ๐—ป๐˜€๐—ฎ๐—ฏ๐—ฎ ๐—พ๐˜‚๐—ฒ ๐—ฒ๐˜€๐—ฒ ๐˜€๐—ฒ๐—ฟ ๐—ฟ๐—ฒ๐—ฎ๐—น๐—บ๐—ฒ๐—ป๐˜๐—ฒ ๐—ฑ๐—ถ๐˜€๐—ณ๐—ฟ๐˜‚๐˜๐—ฎ๐—ฏ๐—ฎ ๐˜๐—ผ๐—ฟ๐˜๐˜‚๐—ฟ๐—ฎ๐—ป๐—ฑ๐—ผ๐—น๐—ผ.

Mientras no intentara nada… Adam se permitiría disfrutar de esta vida. Después de todo, ๐—ฒ๐—น ๐˜๐—ถ๐—ฒ๐—บ๐—ฝ๐—ผ ๐—ป๐—ผ ๐˜€๐—ถ๐—ด๐—ป๐—ถ๐—ณ๐—ถ๐—ฐ๐—ฎ๐—ฏ๐—ฎ nada para ๐˜ข๐˜ญ๐˜จ๐˜ถ๐˜ช๐˜ฆ๐˜ฏ como él.

El sonido de las puertas abriéndose lo devolvió al presente. La música cambió a un suave jazz, y los pasos que se acercaban rompieron el silencio del lugar. Adam levantó la vista, recordando de repente el juramento que había hecho. Todo esto... todo lo que había soportado, había sido por un único ๐˜ข๐˜ฏ๐˜ฉ๐˜ฆ๐˜ญ๐˜ฐ: ๐—–๐—ฎ๐—น๐—บ๐—ฎ.
“๐‚๐ฎ๐š๐ง๐๐จ ๐ž๐ฅ ๐›๐š๐ซ ๐œ๐ž๐ซ๐ซ๐š๐›๐š, ๐ž๐ง ๐ฅ๐š ๐ฌ๐ž๐ซ๐ž๐ง๐ข๐๐š๐ ๐๐ž๐ฅ ๐ฅ๐ฎ๐ ๐š๐ซ, ๐ฅ๐š๐ฌ ๐ฆ๐ž๐ฅ๐จ๐í๐š๐ฌ ๐ฒ ๐ฎ๐ง๐š ๐›๐ž๐›๐ข๐๐š ๐ž๐ซ๐š๐ง ๐ฆá๐ฌ ๐ช๐ฎ๐ž ๐ฌ๐ฎ๐Ÿ๐ข๐œ๐ข๐ž๐ง๐ญ๐ž๐ฌ ๐ฉ๐š๐ซ๐š ๐ก๐š๐œ๐ž๐ซ๐ฅ๐ž ๐ซ๐ž๐œ๐จ๐ซ๐๐š๐ซ.” Mientras la noche abrazaba la ciudad y los locales descansaban, el ambiente del bar permanecía inquieto, como si estuviera suspendido en el tiempo. Sentado en uno de los taburetes, Adam contemplaba el vaso de ๐˜–๐˜ญ๐˜ฅ ๐˜๐˜ข๐˜ด๐˜ฉ๐˜ช๐˜ฐ๐˜ฏ๐˜ฆ๐˜ฅ frente a él. Entre sus dedos descansaba un cigarro negro, del cual apenas se desprendía un hilo de humo que ascendía como una sombra de sus pensamientos. Fragmentos de memorias, espectros silenciosos, irrumpían en su mente sin aviso, como un torrente imposible de detener. — Ugh... ¿Por qué? ¿Por qué sigo recordando todo? — gruñó, con una mezcla de enojo y nostalgia que nublaba sus pensamientos. Esta rutina se había convertido en su ๐šŒ๐šŠ๐šœ๐š๐š’๐š๐š˜. No eran simples memorias las que lo acosaban, ๐˜ด๐˜ช๐˜ฏ๐˜ฐ ๐˜ท๐˜ช๐˜ฅ๐˜ข๐˜ด ๐˜ฆ๐˜ฏ๐˜ต๐˜ฆ๐˜ณ๐˜ข๐˜ด, ๐˜ค๐˜ฐ๐˜ฎ๐˜ฑ๐˜ญ๐˜ฆ๐˜ต๐˜ข๐˜ด y ๐˜ฅ๐˜ฆ๐˜ต๐˜ข๐˜ญ๐˜ญ๐˜ข๐˜ฅ๐˜ข๐˜ด, que se amontonaban en su mente como si buscaban aplastarlo bajo su peso, que lo asaltaban sin tregua. Sabía que aquello no era natural, que no se trataba de simples memorias sueltas. Era el precio de su ๐˜ค๐˜ฐ๐˜ฏ๐˜ฅ๐˜ฆ๐˜ฏ๐˜ข, el eco perpetuo de un ser que disfrutaba ๐™–๐™ฉ๐™ค๐™ง๐™ข๐™š๐™ฃ๐™ฉ๐™–๐™ง๐™ก๐™ค. Marcado por su antigua ๐˜ข๐˜ท๐˜ข๐˜ณ๐˜ช๐˜ค๐˜ช๐˜ข, Adam podía sentir la presencia de ese ser, aquel que lo había marcado, aquel que lo había condenado a pagar una deuda imposible de saldar. ๐™ฒ๐šŠ๐š๐šŠ ๐•๐ข๐๐š. ๐™ฒ๐šŠ๐š๐šŠ ๐’๐ž๐ง๐ญ๐ข๐ฆ๐ข๐ž๐ง๐ญ๐จ. ๐™ฒ๐šŠ๐š๐šŠ ๐ˆ๐ง๐ฌ๐ข๐ ๐ง๐ข๐Ÿ๐ข๐œ๐š๐ง๐ญ๐ž. detalle de su existencia pasada se amontonaba en su cabeza, haciéndolo revivirlo todo en cuestión de segundos. Cerró los ojos con fuerza, tratando de ahogar el ๐˜ค๐˜ข๐˜ฐ๐˜ด que habitaba en su mente, pero las imágenes no se detenían. Tomó un trago largo de su vaso, dejando que el ardor del alcohol intentara silenciar el ๐˜ฆ๐˜ค๐˜ฐ constante de su ๐˜ค๐˜ฐ๐˜ฏ๐˜ฅ๐˜ฆ๐˜ฏ๐˜ข. Aclaró su garganta mientras una chispa de lucidez iluminaba brevemente sus ojos. Su mano tembló al sostener el cigarro, y por un instante, se quedó absorto observando el humo que danzaba en el aire, dejando un tenue aroma a trébol. Recordó entonces una promesa hecha hace incontables vidas: nunca se rendiría, nunca sería un hombre sin propósito. Pero ahora... solo podía reírse con amargura. Esa promesa no era más que una ๐—ถ๐—ฟ๐—ผ๐—ป๐—ถ๐—ฎ ๐—ฐ๐—ฟ๐˜‚๐—ฒ๐—น. Dio una última calada antes de apagar el cigarro en el cenicero, dejando que el eco de su risa llenara el vacío del lugar. Las cadenas estaban ahí. ๐—ฃ๐—ฒ๐˜€๐—ฎ๐—ฑ๐—ฎ๐˜€, ๐—ถ๐—ป๐˜ƒ๐—ถ๐˜€๐—ถ๐—ฏ๐—น๐—ฒ๐˜€, ๐—ถ๐—บ๐—ฝ๐—ผ๐˜€๐—ถ๐—ฏ๐—น๐—ฒ๐˜€ de ๐™ž๐™œ๐™ฃ๐™ค๐™ง๐™–๐™ง. Lo ๐˜ข๐˜ต๐˜ข๐˜ฃ๐˜ข๐˜ฏ, se enredaban en su ser como un recordatorio constante de su ๐˜ค๐˜ฐ๐˜ฏ๐˜ฅ๐˜ฆ๐˜ฏ๐˜ข. Y, sin embargo, ๐™š๐™ง๐™– ๐™–๐™™๐™ž๐™˜๐™ฉ๐™ค ๐™– ๐™š๐™ก๐™ก๐™–๐™จ, al peso, a la agonía de sentirlas, recordándole que por más que lo deseara, jamás sería ๐—น๐—ถ๐—ฏ๐—ฟ๐—ฒ. Se levantó con pesadez, y justo en ese momento una nueva canción comenzó a sonar, una melodía desconocida llenó el aire. No recordaba haberla añadido a su lista, pero no le dio importancia. Sosteniendo el vaso de ๐˜–๐˜ญ๐˜ฅ ๐˜๐˜ข๐˜ด๐˜ฉ๐˜ช๐˜ฐ๐˜ฏ๐˜ฆ๐˜ฅ, lo contempló unos segundos antes de vaciarlo de un solo trago. Se ajustó los guantes y, al cruzar hacia el otro lado de la barra, su reflejo en un pequeño espejo lo atrapó. Por un momento, ese ๐˜ณ๐˜ฆ๐˜ง๐˜ญ๐˜ฆ๐˜ซ๐˜ฐ parecía ๐—ผ๐˜๐—ฟ๐—ฎ ๐™ฅ๐™š๐™ง๐™จ๐™ค๐™ฃ๐™–. — Ha~... Supongo que ir contra la ๐—น๐—ฒ๐˜† de vez en cuando no es tan ๐™ข๐™–๐™ก๐™ค. Una ventisca ligera recorrió el bar, como si respondiera a su pensamiento. Notó entonces que la señal en la puerta se había movido para mostrar "Abierto". Esbozó una leve sonrisa y murmuró al viento: — ๐™‚๐™ง๐™–๐™˜๐™ž๐™–๐™จ... Mientras lavaba el vaso, su mirada se perdió en el vacío. — Espero que no estén tan ๐˜ฅ๐˜ฆ๐˜ค๐˜ฆ๐˜ฑ๐˜ค๐˜ช๐˜ฐ๐˜ฏ๐˜ข๐˜ฅ๐˜ฐ๐˜ด... Alcancé la ๐™ฅ๐™–๐™ฏ que buscaba. Pero, a veces, siento que el ๐—ฝ๐—ฟ๐—ฒ๐—ฐ๐—ถ๐—ผ fue demasiado ๐—ฎ๐—น๐˜๐—ผ... Un suspiro escapó de sus labios, seguido de un murmullo apenas audible. — Ah... Estoy volviendo a hablar solo. — Resopló, resignado a lo inevitable. Por más que lo intentara, no podía dejar de pensar, ni de recordar. Tal vez, reflexionaría más profundamente en otro momento. Su mano apretó el vaso que estaba limpiando, y pequeñas grietas comenzaron a formarse en el cristal. Los ๐˜ณ๐˜ฆ๐˜ค๐˜ถ๐˜ฆ๐˜ณ๐˜ฅ๐˜ฐ๐˜ด lo arrastraban una y otra vez hacia el ser que lo había condenado, aquel que lo encadenó a una vida de ๐˜ณ๐˜ฆ๐˜ฆ๐˜ฏ๐˜ค๐˜ข๐˜ณ๐˜ฏ๐˜ข๐˜ค๐˜ช๐˜ฐ๐˜ฏ๐˜ฆ๐˜ด ๐˜ช๐˜ฏ๐˜ต๐˜ฆ๐˜ณ๐˜ฎ๐˜ช๐˜ฏ๐˜ข๐˜ฃ๐˜ญ๐˜ฆ๐˜ด... ๐™ฎ ๐™ฆ๐™ช๐™š ๐™ฃ๐™ช๐™ฃ๐™˜๐™– ๐™ก๐™ค ๐™™๐™š๐™Ÿ๐™–๐™ง๐™ž๐™– ๐™ž๐™ง. ๐๐ฎ๐ง๐œ๐š ๐ฏ๐จ๐ฅ๐ฏ๐ž๐ซí๐š ๐š ๐ข๐ง๐ฏ๐จ๐ฅ๐ฎ๐œ๐ซ๐š๐ซ๐ฌ๐ž ๐œ๐จ๐ง ๐š๐ฅ๐ ๐จ ๐๐ž ๐ฌ๐ฎ๐ฌ ๐ญ๐š๐ง๐ญ๐š๐ฌ ๐ฏ๐ข๐๐š๐ฌ ๐ฉ๐š๐ฌ๐š๐๐š๐ฌ. Aunque podía sentirlas en su ser, en la sangre que corría por sus venas, se negaba a usarlas. ๐™ฝ๐š˜ ๐šŸ๐š˜๐š•๐šŸ๐šŽ๐š›í๐šŠ ๐šŠ ๐šœ๐šŽ๐š› ๐šŠ๐šš๐šž๐šŽ๐š• ๐šŸ๐š’๐š•๐š•๐šŠ๐š—๐š˜, ese ser inmortalizado en incontables épocas como un símbolo de maldad. Y, sin embargo, en lo más profundo de su mente, la tentación seguía presente, susurrándole al oído, burlándose de su resolución. ๐—” ๐˜ƒ๐—ฒ๐—ฐ๐—ฒ๐˜€, ๐—ฝ๐—ฒ๐—ป๐˜€๐—ฎ๐—ฏ๐—ฎ ๐—พ๐˜‚๐—ฒ ๐—ฒ๐˜€๐—ฒ ๐˜€๐—ฒ๐—ฟ ๐—ฟ๐—ฒ๐—ฎ๐—น๐—บ๐—ฒ๐—ป๐˜๐—ฒ ๐—ฑ๐—ถ๐˜€๐—ณ๐—ฟ๐˜‚๐˜๐—ฎ๐—ฏ๐—ฎ ๐˜๐—ผ๐—ฟ๐˜๐˜‚๐—ฟ๐—ฎ๐—ป๐—ฑ๐—ผ๐—น๐—ผ. Mientras no intentara nada… Adam se permitiría disfrutar de esta vida. Después de todo, ๐—ฒ๐—น ๐˜๐—ถ๐—ฒ๐—บ๐—ฝ๐—ผ ๐—ป๐—ผ ๐˜€๐—ถ๐—ด๐—ป๐—ถ๐—ณ๐—ถ๐—ฐ๐—ฎ๐—ฏ๐—ฎ nada para ๐˜ข๐˜ญ๐˜จ๐˜ถ๐˜ช๐˜ฆ๐˜ฏ como él. El sonido de las puertas abriéndose lo devolvió al presente. La música cambió a un suave jazz, y los pasos que se acercaban rompieron el silencio del lugar. Adam levantó la vista, recordando de repente el juramento que había hecho. Todo esto... todo lo que había soportado, había sido por un único ๐˜ข๐˜ฏ๐˜ฉ๐˜ฆ๐˜ญ๐˜ฐ: ๐—–๐—ฎ๐—น๐—บ๐—ฎ.
Me gusta
Me encocora
4
0 turnos 1 maullido 198 vistas
Patrocinados
Patrocinados