Lyrei Vhagn
─ Ten cuidado a dónde miras y con quién hablas. De preferencia, no mires a nadie. Solo venimos por algo en particular. ¿Entendido?
Dijo Joel serio, con pesar en su semblante, mientras miraba de reojo a su acompañante.
El lugar dónde se encontraban era una antigua ciudad concurrida, pero ahora no era más que el remanente de viejas glorias. Sus enormes calles estaban cubiertas por blanca y fría nieve, mientras que sus edificios en ruinas eran controlados por supervivientes, rechazados por la sociedad civilizada y gente que no puede desarraigarse de sus viejos recuerdos de una vida feliz.
─ Vamos...─ ordenó el hombre.
Comenzaron a caminar por el callejón a pesar de que sus zapatos se hundían en la espesa nieve. Sujetaba su mochila por los cintillos para evitar que algún desafortunado intentase arrancarla de sus manos. Siempre cuidadoso, desconfiado y seguro de que el peligro estaba a la vuelta de la esquina.
─ Ten cuidado a dónde miras y con quién hablas. De preferencia, no mires a nadie. Solo venimos por algo en particular. ¿Entendido?
Dijo Joel serio, con pesar en su semblante, mientras miraba de reojo a su acompañante.
El lugar dónde se encontraban era una antigua ciudad concurrida, pero ahora no era más que el remanente de viejas glorias. Sus enormes calles estaban cubiertas por blanca y fría nieve, mientras que sus edificios en ruinas eran controlados por supervivientes, rechazados por la sociedad civilizada y gente que no puede desarraigarse de sus viejos recuerdos de una vida feliz.
─ Vamos...─ ordenó el hombre.
Comenzaron a caminar por el callejón a pesar de que sus zapatos se hundían en la espesa nieve. Sujetaba su mochila por los cintillos para evitar que algún desafortunado intentase arrancarla de sus manos. Siempre cuidadoso, desconfiado y seguro de que el peligro estaba a la vuelta de la esquina.
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─ Ten cuidado a dónde miras y con quién hablas. De preferencia, no mires a nadie. Solo venimos por algo en particular. ¿Entendido?
Dijo Joel serio, con pesar en su semblante, mientras miraba de reojo a su acompañante.
El lugar dónde se encontraban era una antigua ciudad concurrida, pero ahora no era más que el remanente de viejas glorias. Sus enormes calles estaban cubiertas por blanca y fría nieve, mientras que sus edificios en ruinas eran controlados por supervivientes, rechazados por la sociedad civilizada y gente que no puede desarraigarse de sus viejos recuerdos de una vida feliz.
─ Vamos...─ ordenó el hombre.
Comenzaron a caminar por el callejón a pesar de que sus zapatos se hundían en la espesa nieve. Sujetaba su mochila por los cintillos para evitar que algún desafortunado intentase arrancarla de sus manos. Siempre cuidadoso, desconfiado y seguro de que el peligro estaba a la vuelta de la esquina.