โฟโ · ๐ฒ๐ป๐๐ฟ๐ ๐ฌ๐ญ๏นโ
โ ๐๐ฐ๐ฃ๐ณ๐ฆ ๐ญ๐ข ๐ค๐ณ๐ฆ๐ข๐ค๐ช๐ฐ๐ฏ ๐ฅ๐ฆ ๐ถ๐ฏ๐ข ๐ฆ๐ด๐ต๐ณ๐ฆ๐ญ๐ญ๐ข... ๐ด๐ฐ๐ญ๐ฐ ๐ณ๐ฆ๐ฒ๐ถ๐ช๐ฆ๐ณ๐ฐ ๐ฐ๐ฃ๐ซ๐ฆ๐ต๐ฐ๐ด, ๐ฏ๐ฐ ๐ช๐ฎ๐ฑ๐ฐ๐ณ๐ต๐ข ๐ฒ๐ถ๐ฆ ๐ด๐ฆ๐ข๐ฏ. ¡๐๐ฏ๐ค๐ญ๐ถ๐ด๐ฐ ๐ค๐ฐ๐ฏ ๐ถ๐ฏ๐ข ๐ต๐ฆ๐ญ๐ฆ๐ท๐ช๐ด๐ช๐ฐ๐ฏ ๐ฑ๐ถ๐ฆ๐ฅ๐ฐ ๐ค๐ณ๐ฆ๐ข๐ณ ๐ข๐ญ๐จ๐ฐ ๐ต๐ข๐ฏ ๐ฃ๐ฆ๐ญ๐ญ๐ฐ ๐ค๐ฐ๐ฎ๐ฐ ๐ถ๐ฏ๐ข ๐ฆ๐ด๐ต๐ณ๐ฆ๐ญ๐ญ๐ข! โ
Crear estrellas no era complicado, al menos no tanto como formar planetas. Algo ๐๐ฎ๐ป ๐ฒ๐๐ฝ๐ฒ๐ฐ๐ถ๐ฎ๐น, ๐๐ฎ๐ป ๐ฬ๐ป๐ถ๐ฐ๐ผ ๐ฒ ๐ถ๐บ๐ฝ๐ฟ๐ฒ๐๐ถ๐ผ๐ป๐ฎ๐ป๐๐ฒ para un humano, pero para alguien como Akira, era solo una tarea más, tan ๐บ๐๐ป๐ฑ๐ฎ๐ป๐ฎ como cualquier otra. No todos podían crear estrellas, por supuesto. En todo el cosmos, solo tres personas tenían esa habilidad: él y sus padres. Ser la familia real no era, en realidad, un trabajo difícil. Los planetas se autoregulaban por sí mismos; los reyes y reinas anteriores habían trabajado en las ๐๐ผ๐บ๐ฏ๐ฟ๐ฎ๐, asegurándose de que todo funcionara correctamente.
Sin embargo, desde la última ๐ฐ๐ฎ๐๐ฎ๐๐๐ฟ๐ผ๐ณ๐ฒ, el príncipe había pasado años reconstruyendo esas estrellas, esos planetas... y ahora estaba agotado, terriblemente agotado. Pero, ¿qué podía hacer? ๐๐๐ฒ ๐ฒ๐ฟ๐ฎ ๐๐ ๐๐ฟ๐ฎ๐ฏ๐ฎ๐ท๐ผ, ¿๐ป๐ผ? ๐ฌ ๐น๐ผ ๐ฐ๐๐บ๐ฝ๐น๐ถ๐ฟ๐ถฬ๐ฎ ๐ฑ๐๐ฟ๐ฎ๐ป๐๐ฒ ๐น๐ผ๐ ๐ฝ๐ฟ๐ผ๐ ๐ถ๐บ๐ผ๐ ๐บ๐ถ๐น๐ฒ๐ป๐ถ๐ผ๐, ๐ฐ๐๐ฎ๐ป๐ฑ๐ผ ๐๐ผ๐บ๐ฎ๐ฟ๐ฎ ๐ฒ๐น ๐๐ฟ๐ผ๐ป๐ผ. ¡Pero vamos! Ningún príncipe, princesa o incluso rey había creado tantas estrellas en toda su vida. En solo 100 años, el príncipe había reconstruido el cosmos con sus propias manos y energía. ๐๐ถ๐น๐น๐ผ๐ป๐ฒ๐ ๐ ๐ฏ๐ถ๐น๐น๐ผ๐ป๐ฒ๐ ๐ฑ๐ฒ ๐ฒ๐๐๐ฟ๐ฒ๐น๐น๐ฎ๐ ๐๐๐๐ฝ๐ฒ๐ป๐ฑ๐ถ๐ฑ๐ฎ๐ ๐ฒ๐ป ๐ฒ๐น ๐ฐ๐ถ๐ฒ๐น๐ผ ๐น๐น๐ฒ๐๐ฎ๐ฏ๐ฎ๐ป ๐๐ ๐ณ๐ถ๐ฟ๐บ๐ฎ.
—Mira. —dijo con una pequeña sonrisa mientras sostenía una estrella entre sus manos. Brillante, hermosa, con un resplandor tenue capaz de iluminar su rostro y su entorno lo suficiente. Una estrella nacida de ๐ฑ๐ผ๐ ๐๐ถ๐บ๐ฝ๐น๐ฒ๐ ๐บ๐ฎ๐ฟ๐ฐ๐ฎ๐ฑ๐ผ๐ฟ๐ฒ๐ ๐ ๐๐ป๐ฎ ๐ต๐ผ๐ท๐ฎ, probablemente la creación más inocente, surgida de la duda de alguien sobre su existencia, para hacerle creer que realmente existía un príncipe del cosmos. Y ahí estaba, ante esa persona. —¿๐ค๐๐ถ๐ฒ๐ฟ๐ฒ๐ ๐๐ฒ๐ฟ๐น๐ฎ ๐บ๐ฎฬ๐ ๐ฑ๐ฒ ๐ฐ๐ฒ๐ฟ๐ฐ๐ฎ ๐ฎ๐ป๐๐ฒ๐ ๐ฑ๐ฒ ๐พ๐๐ฒ ๐น๐ฎ ๐น๐ถ๐ฏ๐ฒ๐ฟ๐ฒ ๐ฎ๐น ๐ฐ๐ถ๐ฒ๐น๐ผ?
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Crear estrellas no era complicado, al menos no tanto como formar planetas. Algo ๐๐ฎ๐ป ๐ฒ๐๐ฝ๐ฒ๐ฐ๐ถ๐ฎ๐น, ๐๐ฎ๐ป ๐ฬ๐ป๐ถ๐ฐ๐ผ ๐ฒ ๐ถ๐บ๐ฝ๐ฟ๐ฒ๐๐ถ๐ผ๐ป๐ฎ๐ป๐๐ฒ para un humano, pero para alguien como Akira, era solo una tarea más, tan ๐บ๐๐ป๐ฑ๐ฎ๐ป๐ฎ como cualquier otra. No todos podían crear estrellas, por supuesto. En todo el cosmos, solo tres personas tenían esa habilidad: él y sus padres. Ser la familia real no era, en realidad, un trabajo difícil. Los planetas se autoregulaban por sí mismos; los reyes y reinas anteriores habían trabajado en las ๐๐ผ๐บ๐ฏ๐ฟ๐ฎ๐, asegurándose de que todo funcionara correctamente.
Sin embargo, desde la última ๐ฐ๐ฎ๐๐ฎ๐๐๐ฟ๐ผ๐ณ๐ฒ, el príncipe había pasado años reconstruyendo esas estrellas, esos planetas... y ahora estaba agotado, terriblemente agotado. Pero, ¿qué podía hacer? ๐๐๐ฒ ๐ฒ๐ฟ๐ฎ ๐๐ ๐๐ฟ๐ฎ๐ฏ๐ฎ๐ท๐ผ, ¿๐ป๐ผ? ๐ฌ ๐น๐ผ ๐ฐ๐๐บ๐ฝ๐น๐ถ๐ฟ๐ถฬ๐ฎ ๐ฑ๐๐ฟ๐ฎ๐ป๐๐ฒ ๐น๐ผ๐ ๐ฝ๐ฟ๐ผ๐ ๐ถ๐บ๐ผ๐ ๐บ๐ถ๐น๐ฒ๐ป๐ถ๐ผ๐, ๐ฐ๐๐ฎ๐ป๐ฑ๐ผ ๐๐ผ๐บ๐ฎ๐ฟ๐ฎ ๐ฒ๐น ๐๐ฟ๐ผ๐ป๐ผ. ¡Pero vamos! Ningún príncipe, princesa o incluso rey había creado tantas estrellas en toda su vida. En solo 100 años, el príncipe había reconstruido el cosmos con sus propias manos y energía. ๐๐ถ๐น๐น๐ผ๐ป๐ฒ๐ ๐ ๐ฏ๐ถ๐น๐น๐ผ๐ป๐ฒ๐ ๐ฑ๐ฒ ๐ฒ๐๐๐ฟ๐ฒ๐น๐น๐ฎ๐ ๐๐๐๐ฝ๐ฒ๐ป๐ฑ๐ถ๐ฑ๐ฎ๐ ๐ฒ๐ป ๐ฒ๐น ๐ฐ๐ถ๐ฒ๐น๐ผ ๐น๐น๐ฒ๐๐ฎ๐ฏ๐ฎ๐ป ๐๐ ๐ณ๐ถ๐ฟ๐บ๐ฎ.
—Mira. —dijo con una pequeña sonrisa mientras sostenía una estrella entre sus manos. Brillante, hermosa, con un resplandor tenue capaz de iluminar su rostro y su entorno lo suficiente. Una estrella nacida de ๐ฑ๐ผ๐ ๐๐ถ๐บ๐ฝ๐น๐ฒ๐ ๐บ๐ฎ๐ฟ๐ฐ๐ฎ๐ฑ๐ผ๐ฟ๐ฒ๐ ๐ ๐๐ป๐ฎ ๐ต๐ผ๐ท๐ฎ, probablemente la creación más inocente, surgida de la duda de alguien sobre su existencia, para hacerle creer que realmente existía un príncipe del cosmos. Y ahí estaba, ante esa persona. —¿๐ค๐๐ถ๐ฒ๐ฟ๐ฒ๐ ๐๐ฒ๐ฟ๐น๐ฎ ๐บ๐ฎฬ๐ ๐ฑ๐ฒ ๐ฐ๐ฒ๐ฟ๐ฐ๐ฎ ๐ฎ๐ป๐๐ฒ๐ ๐ฑ๐ฒ ๐พ๐๐ฒ ๐น๐ฎ ๐น๐ถ๐ฏ๐ฒ๐ฟ๐ฒ ๐ฎ๐น ๐ฐ๐ถ๐ฒ๐น๐ผ?
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