La sinfonía de los caminos que el día de hoy son recorridos, embriaga pero al mismo tiempo nos deja sordos a cualquier otro destino, por eso continuaba caminando como si el horizonte la llevara más allá de los rayos del sol, más allá de las sombras pletóricas de las grandes ciudades, como si la llevara de vuelta al Barrio Frances donde su vida comenzó, pero también es como si la empujara a cruzar el Atlántico, a no volver a donde guardaba tantos recuerdos tan buenos como tan malos, sus amados padres, su vida “adulta”, pero ahí estaba parada en medio de la nada recién había bebido una cantidad generosa de sangre, pensando tanto en el pasado como el futuro, en Nueva York como en Nueva Orleans, en todo lo que pudo ser y no fue, en todo lo que será y al mismo tiempo no.
La sinfonía de los caminos que el día de hoy son recorridos, embriaga pero al mismo tiempo nos deja sordos a cualquier otro destino, por eso continuaba caminando como si el horizonte la llevara más allá de los rayos del sol, más allá de las sombras pletóricas de las grandes ciudades, como si la llevara de vuelta al Barrio Frances donde su vida comenzó, pero también es como si la empujara a cruzar el Atlántico, a no volver a donde guardaba tantos recuerdos tan buenos como tan malos, sus amados padres, su vida “adulta”, pero ahí estaba parada en medio de la nada recién había bebido una cantidad generosa de sangre, pensando tanto en el pasado como el futuro, en Nueva York como en Nueva Orleans, en todo lo que pudo ser y no fue, en todo lo que será y al mismo tiempo no.