❝ 𝑳𝒐 𝒔𝒊𝒆𝒏𝒕𝒐, 𝒑𝒆𝒓𝒐 𝒆𝒔𝒑𝒆𝒓𝒐 𝒗𝒆𝒓𝒕𝒆 𝒆𝒏 𝒆𝒍 𝒊𝒏𝒇𝒊𝒆𝒓𝒏𝒐, 𝒄𝒂𝒓𝒊ñ𝒐. ❞





Tomando la basta de su vestido con una mano y con sus tacones en la otra, comenzó a correr por el extenso jardín con rosales, dirigiéndose a la salida. Su cabello se movía con el aire mientras trataba de ubicar la salida con la mirada, dejando atrás el cuerpo un hombre siendo atendido por unas personas.


Se supone que debía tomar un vuelo, el tiempo corría contra ella. Naturalmente era muy puntual, pero debido a la inestabilidad de Kiev actualmente por un "amor no correspondido" le hizo el favor de hacer los trabajos presenciales para quitarle un peso encima.

Uno de los tantos trabajos era acabar con cierto hombre, solo basto un poco de coquetería, bromas y un trago alterado para que cayera bajo su truco y terminará con ese último pendiente.

Todo estaba bajo control y aunque dudará en irse, tenía que hacerlo.

— ¡Taxi! — Extendió la mano hacia arriba, justo en dónde tenía sus tacones, esperando a que se detuviera alguno.

Esperaba realmente no perder el vuelo a Suiza. Era eso o simplemente pasar la noche en el aeropuerto para esperar el siguiente vuelo. Tenía que irse por el bien de ella y también hasta que las cosas se tranquilizaran.