Afuera del club, en un rincón apenas iluminado por las luces rojas que parpadeaban desde la entrada, Adam se encontraba descansando, inmerso en sus pensamientos mientras disfrutaba de una lenta calada de su cigarro negro. La gente iba y venía, entrando y saliendo en medio del bullicio, pero él observaba en silencio, saboreando ese breve instante de calma en su mundo, aunque escaso de entretenimiento.

Sus ojos seguían cada movimiento alrededor, su mente parecía estar en otro lugar. Recordó que había delegado las bebidas al nuevo personal de barra, y una leve sonrisa apareció en su rostro, satisfecho de dejar esa tarea en manos ajenas, al menos por un rato.

— ¿Hmm? Quizás debería volver a la barra... —
Afuera del club, en un rincón apenas iluminado por las luces rojas que parpadeaban desde la entrada, Adam se encontraba descansando, inmerso en sus pensamientos mientras disfrutaba de una lenta calada de su cigarro negro. La gente iba y venía, entrando y saliendo en medio del bullicio, pero él observaba en silencio, saboreando ese breve instante de calma en su mundo, aunque escaso de entretenimiento. Sus ojos seguían cada movimiento alrededor, su mente parecía estar en otro lugar. Recordó que había delegado las bebidas al nuevo personal de barra, y una leve sonrisa apareció en su rostro, satisfecho de dejar esa tarea en manos ajenas, al menos por un rato. — ¿Hmm? Quizás debería volver a la barra... —
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