No fueron muchas las veces que salió a las calles de la ciudad a solas, al menos no desde el último ataque de su tío, el cual seguía libre y seguramente en su busca, no debía jugársela demasiado.
Esa tarde quiso pasear tranquilo por las zonas que usualmente eran poco frecuentadas, sin embargo parecía no tener todo a su favor. Las calles estaban abarrotadas de gente y por alguna razón que no alcanzaba a comprender, muchas de esas personas no dejaban de observarle y cuchichear, casi como si estuvieran viendo a una celebridad. ¿Qué demonios estaba pasando? Aumentó el ritmo de sus pasos al sentirse verdaderamente incómodo, intentando agachar el rostro y cubrirlo con su propio cabello. Al menos hasta que un grupo de personas le detuvo y empezó a pedirle autógrafos.
-¿Q-Qué...? ¡No!... Os habéis equivocado de persona. ¡Dejadme en paz!- Gritó nervioso.
Sin embargo la gente insistía y para asegurar que no se equivocaban, algunos sacaron sus móviles y le enseñaron a Shinobu una foto de una exposición fotográfica. Un fotógrafo amateur que empezaba a escalar en la fama, expuso una serie de imágenes preciosas de las cuales, parecía que la que más fama adquirió fue una del muchacho. ¿Cuándo le hicieron esa foto? Mierda... No podía estar expuesto a vista de todos, eso era como marcarlo con una señal roja brillante para que le encuentren rápido, todos reconocerían su rostro. Debía hacer algo y rápido.
Esa tarde quiso pasear tranquilo por las zonas que usualmente eran poco frecuentadas, sin embargo parecía no tener todo a su favor. Las calles estaban abarrotadas de gente y por alguna razón que no alcanzaba a comprender, muchas de esas personas no dejaban de observarle y cuchichear, casi como si estuvieran viendo a una celebridad. ¿Qué demonios estaba pasando? Aumentó el ritmo de sus pasos al sentirse verdaderamente incómodo, intentando agachar el rostro y cubrirlo con su propio cabello. Al menos hasta que un grupo de personas le detuvo y empezó a pedirle autógrafos.
-¿Q-Qué...? ¡No!... Os habéis equivocado de persona. ¡Dejadme en paz!- Gritó nervioso.
Sin embargo la gente insistía y para asegurar que no se equivocaban, algunos sacaron sus móviles y le enseñaron a Shinobu una foto de una exposición fotográfica. Un fotógrafo amateur que empezaba a escalar en la fama, expuso una serie de imágenes preciosas de las cuales, parecía que la que más fama adquirió fue una del muchacho. ¿Cuándo le hicieron esa foto? Mierda... No podía estar expuesto a vista de todos, eso era como marcarlo con una señal roja brillante para que le encuentren rápido, todos reconocerían su rostro. Debía hacer algo y rápido.
No fueron muchas las veces que salió a las calles de la ciudad a solas, al menos no desde el último ataque de su tío, el cual seguía libre y seguramente en su busca, no debía jugársela demasiado.
Esa tarde quiso pasear tranquilo por las zonas que usualmente eran poco frecuentadas, sin embargo parecía no tener todo a su favor. Las calles estaban abarrotadas de gente y por alguna razón que no alcanzaba a comprender, muchas de esas personas no dejaban de observarle y cuchichear, casi como si estuvieran viendo a una celebridad. ¿Qué demonios estaba pasando? Aumentó el ritmo de sus pasos al sentirse verdaderamente incómodo, intentando agachar el rostro y cubrirlo con su propio cabello. Al menos hasta que un grupo de personas le detuvo y empezó a pedirle autógrafos.
-¿Q-Qué...? ¡No!... Os habéis equivocado de persona. ¡Dejadme en paz!- Gritó nervioso.
Sin embargo la gente insistía y para asegurar que no se equivocaban, algunos sacaron sus móviles y le enseñaron a Shinobu una foto de una exposición fotográfica. Un fotógrafo amateur que empezaba a escalar en la fama, expuso una serie de imágenes preciosas de las cuales, parecía que la que más fama adquirió fue una del muchacho. ¿Cuándo le hicieron esa foto? Mierda... No podía estar expuesto a vista de todos, eso era como marcarlo con una señal roja brillante para que le encuentren rápido, todos reconocerían su rostro. Debía hacer algo y rápido.