Él sólo va revoloteando feliz a todos lados con su cachorra en brazos.
Aún no puede volar del todo, pero ya su gema y espalda se amoldaron lo suficiente para permitirle andar como colibrí, despegado del suelo por apenas un metro o menos, dejando a sus alas acostumbrarse de nuevo.
Él sólo va revoloteando feliz a todos lados con su cachorra en brazos. Aún no puede volar del todo, pero ya su gema y espalda se amoldaron lo suficiente para permitirle andar como colibrí, despegado del suelo por apenas un metro o menos, dejando a sus alas acostumbrarse de nuevo.
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