Tras la charla con Adán, no dejaba de darle vuelta a una sola cosa.

—Patito...

Esa forma de llamarlo, exclusivamente esa forma la escuchó en el pasado, haciéndolo sentir mareado, confundido y con una creciente jaqueca.
¿Cuánto hacía de eso?
Milenios seguramente y sólo un Adán, su Adán, le decía tan cariñosamente ¿Entonces cómo era posible? ¿Una coincidencia?

Había algo más... había cosas que no podía recordar, bloqueado por el trauma, pero estaba seguro que era importante, que había más que sólo Adán, Lilith y Eva, algo más antes de su destierro.

—Tsk... Mi cabeza... me falta el aire...

Sesshomaru se lo advirtió, que no volara aún, pero necesitaba aire fresco, extendiendo las alas, agitándolas suavemente y listo para tomar impulso, aunque la gema se protegió a sí misma antes de una tontería, apagando el brillo dorado y dejando a Samael desplomarse en el balcón, en "reposo".