La mansión está en completo silencio. La noche ha caído hace ya un par de horas, y las sombras se mueven suavemente en las paredes bajo la luz titilante de los candelabros. Me encuentro en la sala de estar, refugiado, intentando perderme entre las páginas de un antiguo libro encuadernado en cuero.
Sin embargo, hay algo que me molesta. Mi ojo Izquiedo, aún en proceso de regeneración, necesita más tiempo para sanar completamente. El parche negro que cubre la cuenca me resulta incómodo, pero sé que es lo mejor. La visión incompleta es irritante, y dejar esa herida tan visible sería... antiestético. No puedo permitirme eso.
Paso una página con un leve suspiro, mis dedos recorriendo suavemente el borde desgastado del libro. La quietud de la noche me ofrece un respiro, o eso espero. Todo lo que quiero es que el mundo exterior respete mi deseo de calma, al menos por unas horas. Pero en el fondo, sé que las noches pacíficas son un lujo que por primera vez experimentaba en persona.
Me reclino en el sillón de terciopelo, dejando que mis hombros se relajen un momento. Mi ojo sano se desliza hacia la ventana, vigilante.
"Solo por esta noche...", pienso. "Que nada venga a perturbarme."
Sin embargo, hay algo que me molesta. Mi ojo Izquiedo, aún en proceso de regeneración, necesita más tiempo para sanar completamente. El parche negro que cubre la cuenca me resulta incómodo, pero sé que es lo mejor. La visión incompleta es irritante, y dejar esa herida tan visible sería... antiestético. No puedo permitirme eso.
Paso una página con un leve suspiro, mis dedos recorriendo suavemente el borde desgastado del libro. La quietud de la noche me ofrece un respiro, o eso espero. Todo lo que quiero es que el mundo exterior respete mi deseo de calma, al menos por unas horas. Pero en el fondo, sé que las noches pacíficas son un lujo que por primera vez experimentaba en persona.
Me reclino en el sillón de terciopelo, dejando que mis hombros se relajen un momento. Mi ojo sano se desliza hacia la ventana, vigilante.
"Solo por esta noche...", pienso. "Que nada venga a perturbarme."
La mansión está en completo silencio. La noche ha caído hace ya un par de horas, y las sombras se mueven suavemente en las paredes bajo la luz titilante de los candelabros. Me encuentro en la sala de estar, refugiado, intentando perderme entre las páginas de un antiguo libro encuadernado en cuero.
Sin embargo, hay algo que me molesta. Mi ojo Izquiedo, aún en proceso de regeneración, necesita más tiempo para sanar completamente. El parche negro que cubre la cuenca me resulta incómodo, pero sé que es lo mejor. La visión incompleta es irritante, y dejar esa herida tan visible sería... antiestético. No puedo permitirme eso.
Paso una página con un leve suspiro, mis dedos recorriendo suavemente el borde desgastado del libro. La quietud de la noche me ofrece un respiro, o eso espero. Todo lo que quiero es que el mundo exterior respete mi deseo de calma, al menos por unas horas. Pero en el fondo, sé que las noches pacíficas son un lujo que por primera vez experimentaba en persona.
Me reclino en el sillón de terciopelo, dejando que mis hombros se relajen un momento. Mi ojo sano se desliza hacia la ventana, vigilante.
"Solo por esta noche...", pienso. "Que nada venga a perturbarme."