El estanque de letras que tenía enfrente se había convertido en un mar de palabras, uno tan turbulento que las oraciones perdían su sentido. El sueño era evidente en Kafka, por esos párpados traicioneros que constantemente buscaban cerrarse e impedir que él concluyera su lectura. El cuarto comenzó a darle vueltas, los parpadeos de medio segundo parecían durar horas; la luz del cuarto se desvanecía y el cálido colchón poco a poco lo tragaba hacia el reino de los sueños. Esos fueron los últimos recuerdos de Kafka, junto a un inquietante y desconcertante murmullo.

...

Que extraño. Estaba leyendo fanfics culeros de Wattpad, pero ahora... ¿Qué es éste sitio, tan deprimente y... Familiar?

—Demasiado blanco.

Sí. Frente a mí se extienden cientos de hectáreas de un extraño suelo blanco, con incontables grietas y ondulaciones pequeñas. Tierra salada, supongo. Aunque también pensé que era hueso, porque se ve bastante rígido.

Ni hablar del cielo. Es igual de inmenso que el terreno plano que me rodea, de un intenso color blanco que se expande hasta el borroso horizonte.

Es el sueño más raro que tuve en años. Eso que ayer soñé con una payasita chichona.

—... Jejeje. Sus pechos hacían honk honk.

Ignorando mi momento de estupidez espontánea, realmente estoy muy confundido sobre este lugar.
El estanque de letras que tenía enfrente se había convertido en un mar de palabras, uno tan turbulento que las oraciones perdían su sentido. El sueño era evidente en Kafka, por esos párpados traicioneros que constantemente buscaban cerrarse e impedir que él concluyera su lectura. El cuarto comenzó a darle vueltas, los parpadeos de medio segundo parecían durar horas; la luz del cuarto se desvanecía y el cálido colchón poco a poco lo tragaba hacia el reino de los sueños. Esos fueron los últimos recuerdos de Kafka, junto a un inquietante y desconcertante murmullo. ... Que extraño. Estaba leyendo fanfics culeros de Wattpad, pero ahora... ¿Qué es éste sitio, tan deprimente y... Familiar? —Demasiado blanco. Sí. Frente a mí se extienden cientos de hectáreas de un extraño suelo blanco, con incontables grietas y ondulaciones pequeñas. Tierra salada, supongo. Aunque también pensé que era hueso, porque se ve bastante rígido. Ni hablar del cielo. Es igual de inmenso que el terreno plano que me rodea, de un intenso color blanco que se expande hasta el borroso horizonte. Es el sueño más raro que tuve en años. Eso que ayer soñé con una payasita chichona. —... Jejeje. Sus pechos hacían honk honk. Ignorando mi momento de estupidez espontánea, realmente estoy muy confundido sobre este lugar.
Me encocora
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