—Comienzo... a sentirme agotado.
Las grietas habían llegado hasta su rostro, dando más aquel aspecto de muñeca de porcelana, suspirando, esperando que su cuerpo pudiese acostumbrarse a aquel flujo de poder pues más no podría hacer realmente.
Las grietas habían llegado hasta su rostro, dando más aquel aspecto de muñeca de porcelana, suspirando, esperando que su cuerpo pudiese acostumbrarse a aquel flujo de poder pues más no podría hacer realmente.
—Comienzo... a sentirme agotado.
Las grietas habían llegado hasta su rostro, dando más aquel aspecto de muñeca de porcelana, suspirando, esperando que su cuerpo pudiese acostumbrarse a aquel flujo de poder pues más no podría hacer realmente.