Después de la promesa que realizaron bajo el árbol, muchas cosas habían cambiado. Existía un aire nuevo cargado de incertidumbre, adrenalina y esperanza por lograr lo imposible

¿Se puede burlar a la muerte? Kazuo fue a buscar respuestas a la ciudad más cercana del santuario: Kyoto.
Esos días Elizabeth quedó sola en el templo, los días parecían interminables. Hacía todo lo que estaba a su alcance, nunca había brillado tanto el piso, entrenaba de madrugrada hasta quedar sin aliento, las termas eran su compañía nocturna, hasta la cocina no se salvó, si, Liz contra todo pronóstico cocinó.

Hoy luego de su entrenamiento diario en el bosque, al llegar a la habitación vio un bulto rosa que no estaba antes ahí. Se apresuró a tomarlo y leyó la nota, una gran sonrisa apareció en su rostro, por el regalo que era un kimono hermoso pero muchísimo más porque esto significaba una sola cosa... Su prometido había regresado.

Se puso el kimono, la talla era la correcta -el zorro la conocía de sobra-

Caminaba con pasos apresurados y ansiosos por el templo buscando a Kazuo para besarlo y abrazarlo por todos los días que no lo había podido hacer
Después de la promesa que realizaron bajo el árbol, muchas cosas habían cambiado. Existía un aire nuevo cargado de incertidumbre, adrenalina y esperanza por lograr lo imposible ¿Se puede burlar a la muerte? Kazuo fue a buscar respuestas a la ciudad más cercana del santuario: Kyoto. Esos días Elizabeth quedó sola en el templo, los días parecían interminables. Hacía todo lo que estaba a su alcance, nunca había brillado tanto el piso, entrenaba de madrugrada hasta quedar sin aliento, las termas eran su compañía nocturna, hasta la cocina no se salvó, si, Liz contra todo pronóstico cocinó. Hoy luego de su entrenamiento diario en el bosque, al llegar a la habitación vio un bulto rosa que no estaba antes ahí. Se apresuró a tomarlo y leyó la nota, una gran sonrisa apareció en su rostro, por el regalo que era un kimono hermoso pero muchísimo más porque esto significaba una sola cosa... Su prometido había regresado. Se puso el kimono, la talla era la correcta -el zorro la conocía de sobra- Caminaba con pasos apresurados y ansiosos por el templo buscando a [8KazuoAihara8] para besarlo y abrazarlo por todos los días que no lo había podido hacer
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