Se encogió de hombros, suspirando y mirando a su bebé en la cuna.
Si le afectó, no lo puede negar, pero tampoco puede quitarle razón.

—Al final... sigo siendo un entrometido en vidas ajenas.

Murmuró, acariciando la mejilla de su pequeña.

—Por lo menos te tengo a ti, mi pequeña princesa...
Se encogió de hombros, suspirando y mirando a su bebé en la cuna. Si le afectó, no lo puede negar, pero tampoco puede quitarle razón. —Al final... sigo siendo un entrometido en vidas ajenas. Murmuró, acariciando la mejilla de su pequeña. —Por lo menos te tengo a ti, mi pequeña princesa...
Me entristece
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