—Se despertó pronto. Lo suficiente para abandonar unos instantes el templo e ir a buscar algo de fruta que compartir con Sebastián Michaelis cuando esté despertase. Tras esto, salió de nuevo pero, para sentarse en uno de los escalones y agarrar su guitarra. Aprovecharía para tocar un poco.

En ese momento se escucharon graznidos y si, reconoció a aquel chismoso ser. Lo miró de reojo

—¿Que? ¿Te pensabas que me iría? Pues te jodes, Maruja. —aseguró mostrándole el dedo de en medio a “Gertrudis”. Para luego seguir tocando—. Por qué no pienso irme.—otro graznido le interrumpió—Tal vez. Aunque a penas nos conocemos, nunca se sabe. —y es que, aunque le agradaba y se sentía cómodo, todavía era demasiado pronto para que el primer hombre tuviera nada en claro.

Respondido esto, siguió tocando, ignorando al molesto animal —
—Se despertó pronto. Lo suficiente para abandonar unos instantes el templo e ir a buscar algo de fruta que compartir con [Michaelis] cuando esté despertase. Tras esto, salió de nuevo pero, para sentarse en uno de los escalones y agarrar su guitarra. Aprovecharía para tocar un poco. En ese momento se escucharon graznidos y si, reconoció a aquel chismoso ser. Lo miró de reojo —¿Que? ¿Te pensabas que me iría? Pues te jodes, Maruja. —aseguró mostrándole el dedo de en medio a “Gertrudis”. Para luego seguir tocando—. Por qué no pienso irme.—otro graznido le interrumpió—Tal vez. Aunque a penas nos conocemos, nunca se sabe. —y es que, aunque le agradaba y se sentía cómodo, todavía era demasiado pronto para que el primer hombre tuviera nada en claro. Respondido esto, siguió tocando, ignorando al molesto animal —
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