#BitchLife

Lunes, día de haraganería, pero Nathan nunca se lo permite del todo. Aunque su cuerpo le suplica descanso, no se deja enredar por las sábanas, su mente inquieta le empuja a moverse; el silencio y la soledad en su apartamento son amenazas que no puede enfrentar, los recuerdos se le agolpan si se queda quieto demasiado tiempo y eso nunca ha terminado bien para él.

A las diez de la mañana, ya está fuera. Se ha duchado y vestido con simpleza, eligiendo ropa cómoda que no llame la atención. Aunque suele llevar maquillaje, hoy lo ha omitido, permitirá que su piel respire, se permitirá escapar del mudo de las putas al menos por un día.

Con el cabello oculto bajo la capucha, deja el departamento y camina por las calles de Nueva York buscando el alivio que el ruido y el movimiento le proporcionan. Su destino es la tienda del barrio, donde comprará lo necesario para la semana, si es que acaso.
#BitchLife Lunes, día de haraganería, pero Nathan nunca se lo permite del todo. Aunque su cuerpo le suplica descanso, no se deja enredar por las sábanas, su mente inquieta le empuja a moverse; el silencio y la soledad en su apartamento son amenazas que no puede enfrentar, los recuerdos se le agolpan si se queda quieto demasiado tiempo y eso nunca ha terminado bien para él. A las diez de la mañana, ya está fuera. Se ha duchado y vestido con simpleza, eligiendo ropa cómoda que no llame la atención. Aunque suele llevar maquillaje, hoy lo ha omitido, permitirá que su piel respire, se permitirá escapar del mudo de las putas al menos por un día. Con el cabello oculto bajo la capucha, deja el departamento y camina por las calles de Nueva York buscando el alivio que el ruido y el movimiento le proporcionan. Su destino es la tienda del barrio, donde comprará lo necesario para la semana, si es que acaso.
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