21 OCTUBRE, POESÍA ABSTRACTA. G.W

El tiempo es un hilo dorado,
teje sombras y luces en el mismo telar.
1940 es un recuerdo,
una fecha enterrada en la piel de la historia,
pero ¿acaso no es el ayer una ilusión,
tan efímera como el hoy?
Todo fluye en esta danza sin fin,
donde el miedo y la felicidad
se abrazan como hermanos,
dos rostros de una misma moneda,
girando, siempre girando,
en la rueda sagrada del existir.

¿Qué es el miedo sino la sombra
del árbol que da frutos de felicidad?
¿Qué es la felicidad sino el resplandor
que se desvanece en el umbral del miedo?
Son espejos enfrentados,
que al reflejarse uno en el otro,
se vuelven infinitos,
como la vida que nace y muere,
que muere y renace,
en el círculo sin borde que nos envuelve.

El viento lleva consigo las voces de quienes fuimos,
y en susurros nos recuerda que el fin no es el fin,
que el vacío está lleno de promesas no dichas.
Fui miedo, fui felicidad,
y en cada vida volví a ser.
Renací en el silencio de la tierra,
en la melodía del río,
en el vuelo de la libélula
que danza en los atardeceres.

La muerte es solo un pliegue en el manto,
y en sus hilos entrelazados,
el miedo y la felicidad cantan la misma canción.
Nos deshacemos en polvo,
pero el polvo se transforma en viento.
Círculo eterno,
lleno de miedo y de alegría,
porque en cada fin,
hay siempre un comienzo
y en cada lágrima,
la semilla de la sonrisa.

Para vosotros, de nosotros, la tierra y yo. ~G.W
21 OCTUBRE, POESÍA ABSTRACTA. G.W El tiempo es un hilo dorado, teje sombras y luces en el mismo telar. 1940 es un recuerdo, una fecha enterrada en la piel de la historia, pero ¿acaso no es el ayer una ilusión, tan efímera como el hoy? Todo fluye en esta danza sin fin, donde el miedo y la felicidad se abrazan como hermanos, dos rostros de una misma moneda, girando, siempre girando, en la rueda sagrada del existir. ¿Qué es el miedo sino la sombra del árbol que da frutos de felicidad? ¿Qué es la felicidad sino el resplandor que se desvanece en el umbral del miedo? Son espejos enfrentados, que al reflejarse uno en el otro, se vuelven infinitos, como la vida que nace y muere, que muere y renace, en el círculo sin borde que nos envuelve. El viento lleva consigo las voces de quienes fuimos, y en susurros nos recuerda que el fin no es el fin, que el vacío está lleno de promesas no dichas. Fui miedo, fui felicidad, y en cada vida volví a ser. Renací en el silencio de la tierra, en la melodía del río, en el vuelo de la libélula que danza en los atardeceres. La muerte es solo un pliegue en el manto, y en sus hilos entrelazados, el miedo y la felicidad cantan la misma canción. Nos deshacemos en polvo, pero el polvo se transforma en viento. Círculo eterno, lleno de miedo y de alegría, porque en cada fin, hay siempre un comienzo y en cada lágrima, la semilla de la sonrisa. Para vosotros, de nosotros, la tierra y yo. ~G.W
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