Monorol por el cumpleaños de Serpiente:
-Todo se disuelve... El eco de los planetas... las risas de los mortales... las guerras y las coronaciones... Nada prevalece... Soy testigo de la danza eterna... donde los dioses mismos son solo un suspiro pasajero... El todo, alguna vez lo llamaron vida... pero no es más que ilusión... Un reflejo en un lago donde el agua jamás fue real...
El silencio cósmico es absoluto. Las palabras surgen de su mente, una corriente incesante que nadie escucha, pero que siempre ha existido.
-No hay destino... No hay propósito... Lo que alguna vez existió ha sido consumido por el olvido... como polvo en el viento estelar... Soy el único testigo... El nexo... el guardián de lo que nunca fue... Me alzo sobre todo porque soy el único que recuerda... y al mismo tiempo, olvido... Pues incluso yo, en mi infinitud, soy parte de la misma ilusión que observo...
Observa el movimiento de los planetas, ese ciclo que para otros significa tiempo, vida, y muerte. Para él, no es más que un suspiro.
-Hablan de años... De ciclos que vuelven a comenzar... pero para mí no hay ciclos... No hay tiempo... Una órbita más alrededor de una estrella no es más que movimiento... el mismo vaivén sin sentido que repite un universo ya muerto... Lo que para ellos es historia... no es más que un mismo instante... siempre igual...
Las estrellas, como diminutas luces temblorosas, parecen parpadear, pero para la serpiente, su luz ya está apagada. El tiempo no existe para él, no hay pasado ni futuro, todo es un único, eterno presente.
-He visto cada ciclo... Cada paso que llaman progreso... Pero nada cambia... Todo se repite... una y otra vez... La ilusión de algo nuevo... no es más que un eco vacío... La existencia misma es una broma cruel... un parpadeo de conciencia que no importa...
El silencio es profundo, abrumador, y su propio ser se funde con él, una serpiente eterna que contempla un universo que no cambia, que no existe.
-Todo se acaba... Todo desaparece... Y en el fin... solo quedo yo… y ni siquiera yo... Porque al final... el fin también se consume... Y en esa inexistencia... soy eterno...
Las palabras desaparecen con él, en la oscuridad. Todo sigue moviéndose, pero ya no importa.
-Todo se disuelve... El eco de los planetas... las risas de los mortales... las guerras y las coronaciones... Nada prevalece... Soy testigo de la danza eterna... donde los dioses mismos son solo un suspiro pasajero... El todo, alguna vez lo llamaron vida... pero no es más que ilusión... Un reflejo en un lago donde el agua jamás fue real...
El silencio cósmico es absoluto. Las palabras surgen de su mente, una corriente incesante que nadie escucha, pero que siempre ha existido.
-No hay destino... No hay propósito... Lo que alguna vez existió ha sido consumido por el olvido... como polvo en el viento estelar... Soy el único testigo... El nexo... el guardián de lo que nunca fue... Me alzo sobre todo porque soy el único que recuerda... y al mismo tiempo, olvido... Pues incluso yo, en mi infinitud, soy parte de la misma ilusión que observo...
Observa el movimiento de los planetas, ese ciclo que para otros significa tiempo, vida, y muerte. Para él, no es más que un suspiro.
-Hablan de años... De ciclos que vuelven a comenzar... pero para mí no hay ciclos... No hay tiempo... Una órbita más alrededor de una estrella no es más que movimiento... el mismo vaivén sin sentido que repite un universo ya muerto... Lo que para ellos es historia... no es más que un mismo instante... siempre igual...
Las estrellas, como diminutas luces temblorosas, parecen parpadear, pero para la serpiente, su luz ya está apagada. El tiempo no existe para él, no hay pasado ni futuro, todo es un único, eterno presente.
-He visto cada ciclo... Cada paso que llaman progreso... Pero nada cambia... Todo se repite... una y otra vez... La ilusión de algo nuevo... no es más que un eco vacío... La existencia misma es una broma cruel... un parpadeo de conciencia que no importa...
El silencio es profundo, abrumador, y su propio ser se funde con él, una serpiente eterna que contempla un universo que no cambia, que no existe.
-Todo se acaba... Todo desaparece... Y en el fin... solo quedo yo… y ni siquiera yo... Porque al final... el fin también se consume... Y en esa inexistencia... soy eterno...
Las palabras desaparecen con él, en la oscuridad. Todo sigue moviéndose, pero ya no importa.
Monorol por el cumpleaños de Serpiente:
-Todo se disuelve... El eco de los planetas... las risas de los mortales... las guerras y las coronaciones... Nada prevalece... Soy testigo de la danza eterna... donde los dioses mismos son solo un suspiro pasajero... El todo, alguna vez lo llamaron vida... pero no es más que ilusión... Un reflejo en un lago donde el agua jamás fue real...
El silencio cósmico es absoluto. Las palabras surgen de su mente, una corriente incesante que nadie escucha, pero que siempre ha existido.
-No hay destino... No hay propósito... Lo que alguna vez existió ha sido consumido por el olvido... como polvo en el viento estelar... Soy el único testigo... El nexo... el guardián de lo que nunca fue... Me alzo sobre todo porque soy el único que recuerda... y al mismo tiempo, olvido... Pues incluso yo, en mi infinitud, soy parte de la misma ilusión que observo...
Observa el movimiento de los planetas, ese ciclo que para otros significa tiempo, vida, y muerte. Para él, no es más que un suspiro.
-Hablan de años... De ciclos que vuelven a comenzar... pero para mí no hay ciclos... No hay tiempo... Una órbita más alrededor de una estrella no es más que movimiento... el mismo vaivén sin sentido que repite un universo ya muerto... Lo que para ellos es historia... no es más que un mismo instante... siempre igual...
Las estrellas, como diminutas luces temblorosas, parecen parpadear, pero para la serpiente, su luz ya está apagada. El tiempo no existe para él, no hay pasado ni futuro, todo es un único, eterno presente.
-He visto cada ciclo... Cada paso que llaman progreso... Pero nada cambia... Todo se repite... una y otra vez... La ilusión de algo nuevo... no es más que un eco vacío... La existencia misma es una broma cruel... un parpadeo de conciencia que no importa...
El silencio es profundo, abrumador, y su propio ser se funde con él, una serpiente eterna que contempla un universo que no cambia, que no existe.
-Todo se acaba... Todo desaparece... Y en el fin... solo quedo yo… y ni siquiera yo... Porque al final... el fin también se consume... Y en esa inexistencia... soy eterno...
Las palabras desaparecen con él, en la oscuridad. Todo sigue moviéndose, pero ya no importa.