En algún momento, luego de unos años después de haber podido controlar mi demonio y la pyromancia, la cabaña del bosque fue una taverna agradable, una posta para viajeros. Digamos que era agradable estar al servicio de los que lo necesitaban. También era un punto de hechicería y encantamientos, no precisamente de esos para enamorar.
En algún momento, luego de unos años después de haber podido controlar mi demonio y la pyromancia, la cabaña del bosque fue una taverna agradable, una posta para viajeros. Digamos que era agradable estar al servicio de los que lo necesitaban. También era un punto de hechicería y encantamientos, no precisamente de esos para enamorar.