El día 13 del Inkfest, Jeff caminaba por las oscuras calles de Ficrol, todavía irritado por los eventos de los días anteriores. Mientras maldecía en voz baja su mala suerte, un misterioso gato negro apareció de la nada y se cruzó en su camino. El animal lo miró con sus ojos brillantes, desafiando al asesino a darle importancia.
—¿En serio? —bufó Jeff, rodando los ojos—. Lo que me faltaba, un maldito gato negro. Seguro traes más mala suerte.
Ignorando al felino, continuó su camino. Sin embargo, las cosas no tardaron en ponerse extrañas. Al llegar a casa, la puerta se atascó y, tras forcejear con ella, terminó cayendo al suelo, justo cuando una de sus preciadas cuchillas se le cayó del bolsillo y se rozó peligrosamente su pierna.
—¡Qué demonios!? —murmuró, levantándose de un salto.
Luego, el caos siguió: las luces parpadearon, los espejos se rompieron solos, y las decoraciones de Halloween comenzaron a caer sin explicación. Jeff, frustrado, recordó al gato.
—No puede ser... ¿Ese maldito gato negro hizo esto? —se preguntó, mientras las sombras parecían acercarse más y más.
El gato seguía rondando, observándolo desde la ventana con una mirada enigmática.
#Inkfest DIA 13
—¿En serio? —bufó Jeff, rodando los ojos—. Lo que me faltaba, un maldito gato negro. Seguro traes más mala suerte.
Ignorando al felino, continuó su camino. Sin embargo, las cosas no tardaron en ponerse extrañas. Al llegar a casa, la puerta se atascó y, tras forcejear con ella, terminó cayendo al suelo, justo cuando una de sus preciadas cuchillas se le cayó del bolsillo y se rozó peligrosamente su pierna.
—¡Qué demonios!? —murmuró, levantándose de un salto.
Luego, el caos siguió: las luces parpadearon, los espejos se rompieron solos, y las decoraciones de Halloween comenzaron a caer sin explicación. Jeff, frustrado, recordó al gato.
—No puede ser... ¿Ese maldito gato negro hizo esto? —se preguntó, mientras las sombras parecían acercarse más y más.
El gato seguía rondando, observándolo desde la ventana con una mirada enigmática.
#Inkfest DIA 13
El día 13 del Inkfest, Jeff caminaba por las oscuras calles de Ficrol, todavía irritado por los eventos de los días anteriores. Mientras maldecía en voz baja su mala suerte, un misterioso gato negro apareció de la nada y se cruzó en su camino. El animal lo miró con sus ojos brillantes, desafiando al asesino a darle importancia.
—¿En serio? —bufó Jeff, rodando los ojos—. Lo que me faltaba, un maldito gato negro. Seguro traes más mala suerte.
Ignorando al felino, continuó su camino. Sin embargo, las cosas no tardaron en ponerse extrañas. Al llegar a casa, la puerta se atascó y, tras forcejear con ella, terminó cayendo al suelo, justo cuando una de sus preciadas cuchillas se le cayó del bolsillo y se rozó peligrosamente su pierna.
—¡Qué demonios!? —murmuró, levantándose de un salto.
Luego, el caos siguió: las luces parpadearon, los espejos se rompieron solos, y las decoraciones de Halloween comenzaron a caer sin explicación. Jeff, frustrado, recordó al gato.
—No puede ser... ¿Ese maldito gato negro hizo esto? —se preguntó, mientras las sombras parecían acercarse más y más.
El gato seguía rondando, observándolo desde la ventana con una mirada enigmática.
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