Pasado, Presente y Futuro.

Eran las siete de la mañana; como ya era costumbre, luego de aquellos sueños no lograba volver a dormir, había tomado una ducha fría y desempacado el paquete diario de ropa limpia que la lavandería enviaba cada mañana, no solía desayunar ni comer en el piso, por lo que los muebles estaban impolutos, como aquel día en que llegó, frente al lavatorio terminó de arreglarse, su paso frente al espejo era breve; no le agradaba ver su reflejo, no traían buenos recuerdos, la muerte solía visitarle como si se tratase de una maldición; buscó su bolso y guardó la libreta junto al bolígrafo; el clima en aquellas fechas de otoño era frio, gris, realmente deprimente, pensó.

Caminó en silencio por las callejuelas del centro, había mucha pobreza; los homeless pululaban en grupos tendidos en el suelo, el olor a orina y a putrefacción estaba por todos lados, no había mucha diferencia con aquella realidad de donde venía. Exhaló hastiado y un vació se apoderó de su abdomen, dependencia a la nicotina; maldijo a Abel en cierto punto, aquel cuerpo parecía resistirse a su presencia; usualmente venían recuerdos de el, se mezclaban con las vidas pasadas y del futuro; no supo cuando, pero estaba regido como una estatua frente a una cafetería; necesitaba un café y comer algo. Aún faltaban 2 horas para su primera reunión de trabajo.
Pasado, Presente y Futuro. Eran las siete de la mañana; como ya era costumbre, luego de aquellos sueños no lograba volver a dormir, había tomado una ducha fría y desempacado el paquete diario de ropa limpia que la lavandería enviaba cada mañana, no solía desayunar ni comer en el piso, por lo que los muebles estaban impolutos, como aquel día en que llegó, frente al lavatorio terminó de arreglarse, su paso frente al espejo era breve; no le agradaba ver su reflejo, no traían buenos recuerdos, la muerte solía visitarle como si se tratase de una maldición; buscó su bolso y guardó la libreta junto al bolígrafo; el clima en aquellas fechas de otoño era frio, gris, realmente deprimente, pensó. Caminó en silencio por las callejuelas del centro, había mucha pobreza; los homeless pululaban en grupos tendidos en el suelo, el olor a orina y a putrefacción estaba por todos lados, no había mucha diferencia con aquella realidad de donde venía. Exhaló hastiado y un vació se apoderó de su abdomen, dependencia a la nicotina; maldijo a Abel en cierto punto, aquel cuerpo parecía resistirse a su presencia; usualmente venían recuerdos de el, se mezclaban con las vidas pasadas y del futuro; no supo cuando, pero estaba regido como una estatua frente a una cafetería; necesitaba un café y comer algo. Aún faltaban 2 horas para su primera reunión de trabajo.
Me entristece
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