— ¡Que se pudra en las malditas llamas del infierno!
— ¡Muerte a la bruja!
Bullicio y el clamor de la gente deseando que su vida se extinga conforme el fuego avanza consumiendo el cuerpo de la Doncella de Orleans.
¿Por qué? ¿Acaso el maligno les ha cegado? Su mirada se dirigió al cielo buscando la respuesta de su Padre o de algún Santo que le había guiado en su hazaña… Nada, parecían haberse olvidado de ella para abandonarla a su suerte. Es como si un millar de flechas atravesaran su afligido y traicionado corazón aquello resultaba incluso más doloroso que el fuego mismo que la corroe.
— ¡Hahaha! Mírate tan patética.
Por fin escuchó una voz, sin embargo, no era con el abrigo que ella esperaba mucho menos traía consigo la esperanza que tanto anhela.
— Te… — La voz pausó por un par de segundos. — Nos abandonaron. ¡Ingratos! Abraza las llamas y permite que tu lado más frágil se marche contigo así yo resurgiré. Terminaré con el Ser que te arrastró a esto.
Esa voz misteriosa fue ella misma corrompiéndose, descendiendo a la locura. En definitiva si llegase a tener una segunda buscaría cumplir su cometido.
— ¡Muerte a la bruja!
Bullicio y el clamor de la gente deseando que su vida se extinga conforme el fuego avanza consumiendo el cuerpo de la Doncella de Orleans.
¿Por qué? ¿Acaso el maligno les ha cegado? Su mirada se dirigió al cielo buscando la respuesta de su Padre o de algún Santo que le había guiado en su hazaña… Nada, parecían haberse olvidado de ella para abandonarla a su suerte. Es como si un millar de flechas atravesaran su afligido y traicionado corazón aquello resultaba incluso más doloroso que el fuego mismo que la corroe.
— ¡Hahaha! Mírate tan patética.
Por fin escuchó una voz, sin embargo, no era con el abrigo que ella esperaba mucho menos traía consigo la esperanza que tanto anhela.
— Te… — La voz pausó por un par de segundos. — Nos abandonaron. ¡Ingratos! Abraza las llamas y permite que tu lado más frágil se marche contigo así yo resurgiré. Terminaré con el Ser que te arrastró a esto.
Esa voz misteriosa fue ella misma corrompiéndose, descendiendo a la locura. En definitiva si llegase a tener una segunda buscaría cumplir su cometido.
— ¡Que se pudra en las malditas llamas del infierno!
— ¡Muerte a la bruja!
Bullicio y el clamor de la gente deseando que su vida se extinga conforme el fuego avanza consumiendo el cuerpo de la Doncella de Orleans.
¿Por qué? ¿Acaso el maligno les ha cegado? Su mirada se dirigió al cielo buscando la respuesta de su Padre o de algún Santo que le había guiado en su hazaña… Nada, parecían haberse olvidado de ella para abandonarla a su suerte. Es como si un millar de flechas atravesaran su afligido y traicionado corazón aquello resultaba incluso más doloroso que el fuego mismo que la corroe.
— ¡Hahaha! Mírate tan patética.
Por fin escuchó una voz, sin embargo, no era con el abrigo que ella esperaba mucho menos traía consigo la esperanza que tanto anhela.
— Te… — La voz pausó por un par de segundos. — Nos abandonaron. ¡Ingratos! Abraza las llamas y permite que tu lado más frágil se marche contigo así yo resurgiré. Terminaré con el Ser que te arrastró a esto.
Esa voz misteriosa fue ella misma corrompiéndose, descendiendo a la locura. En definitiva si llegase a tener una segunda buscaría cumplir su cometido.