Entre el fuego y el humo ascendió, bañado en cenizas y arropado por un inmenso mar de plumas grises, en la plaza exterior del Vaticano. Los rojos e hinchados ojos de la muchedumbre observaron el milagro; el nacimiento de un ángel, justo después de una tragedia. Bendecido por miradas atónitas, recibido por la caricia de la luz del alba, fue que él volvió a ver el mundo por segunda vez, luego de haber sentido el intenso abrazo del fuego que consumió despiadadamente al templo.
Entre el fuego y el humo ascendió, bañado en cenizas y arropado por un inmenso mar de plumas grises, en la plaza exterior del Vaticano. Los rojos e hinchados ojos de la muchedumbre observaron el milagro; el nacimiento de un ángel, justo después de una tragedia. Bendecido por miradas atónitas, recibido por la caricia de la luz del alba, fue que él volvió a ver el mundo por segunda vez, luego de haber sentido el intenso abrazo del fuego que consumió despiadadamente al templo.
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