[ La estrategia: ]

<< Las luces en el exterior parecían no tener descanso pues siempre debían atraer a nuevos clientes que gustaban de malgastar su dinero en apuestas y bebidas para poder pasar el rato, así como servicios adicionales que uno ya podría imaginar al colocar a un hombre motivado por el alcohol y a una joven de atractivas facciones con un atuendo realmente provocador.

En una de las recurrentes reuniones que Giovanni tenía con algunos clientetes que recurrían a sus servicios para obtener sustancias ilícitas, alcohol, armas de la más alta calidad, incluso a una "compañía" para pasar el rato o para uso más personal, aquellos había acordado a tener una partida amistosa de ajedrez.

La partida había transcurrido de manera aceptable, el oponente realmente no era de los más brillantes pues en un pequeño descuido había perdido a sus dos "Caballos" y a su "Reina", haciéndole sentir algo de presión, aunque el oponente hizo algo totalmente imprevisto...

— Espera un minuto... ¿Qué es esto?— Cuestionó Giovanni al mirar el tablero, el desprecio y asco eran notables en su expresión.
—Tomo tu alfil...— respondió aquel hombre que era claramente mayor en tamaño y con un tono serio.

—Hablo de tu estrategia. ¿Qué estás jugando? ¿El Ataque Pelagatti? ¿El Contragambito Archizer-Meyer? ¿Der Hammerschlag? ¿El Zigzag Zugzwang? ¿El Pingüino Furtivo? ¿La Tartakowera Borrachera? ¿Una variación a medias de la Defensa Clavada Mareada? ¿Damas…?— era claro que le estaba molestando, pero no más de lo que él se molestaba al ver tan vacías estrategias y sin sentido.
—Yo... tomé tu alfil...— dijo espaciado el contrario en una clara mueca de molestia.

—¿Dónde aprendiste a jugar? ¿En una cueva?— Pregunta el Di Vincenzo con un aire de superioridad mientras mantenía su porte elegante, pero su rostro mostraba cierta molestia al fruncir su entrecejo.
—En una trinchera.— responde, seguro que era un veterano de las fuerzas armadas y sobreviviente.

—Claro... en la suciedad. Eso lo explica todo.— palabras de un claro desprecio hacia aquel que era su cliente, pero antes rival en el juego. Se había molestado el gran hombre y tomado el tablero en desesperación por no poder contener la ira. Lanzó el tablero con todo y piezas a un costado, sin ver a quién golpeaba. Estaba claro que iba a golpear al italo-ruso en el rostro como respuesta a sus provocaciónes. Los humos entre ambos aumentaba, ambos parecían dispuesto a iniciar un intercambio de balas.

—Ahí está... la ofensiva "Viktoriana". — agregó "Vanni", más un estruendo captó la atención de ambos jugadores al ver que uno de los acompañantes de aquel hombre de nombre "Viktor" se había desplomado al recibir el impacto del tablero de madera macizo en la cabeza y caer sobre una mesa de centro de cristal, ahora hecha añicos por el hombre inconsciente.

— Ah... Me pregunto por qué nunca se formalizó el aspecto balístico de este juego...— dijo con un dejo de ironía y desinterés en la condición de aquel que se había desplomado. >>
[ La estrategia: ] << Las luces en el exterior parecían no tener descanso pues siempre debían atraer a nuevos clientes que gustaban de malgastar su dinero en apuestas y bebidas para poder pasar el rato, así como servicios adicionales que uno ya podría imaginar al colocar a un hombre motivado por el alcohol y a una joven de atractivas facciones con un atuendo realmente provocador. En una de las recurrentes reuniones que Giovanni tenía con algunos clientetes que recurrían a sus servicios para obtener sustancias ilícitas, alcohol, armas de la más alta calidad, incluso a una "compañía" para pasar el rato o para uso más personal, aquellos había acordado a tener una partida amistosa de ajedrez. La partida había transcurrido de manera aceptable, el oponente realmente no era de los más brillantes pues en un pequeño descuido había perdido a sus dos "Caballos" y a su "Reina", haciéndole sentir algo de presión, aunque el oponente hizo algo totalmente imprevisto... — Espera un minuto... ¿Qué es esto?— Cuestionó Giovanni al mirar el tablero, el desprecio y asco eran notables en su expresión. —Tomo tu alfil...— respondió aquel hombre que era claramente mayor en tamaño y con un tono serio. —Hablo de tu estrategia. ¿Qué estás jugando? ¿El Ataque Pelagatti? ¿El Contragambito Archizer-Meyer? ¿Der Hammerschlag? ¿El Zigzag Zugzwang? ¿El Pingüino Furtivo? ¿La Tartakowera Borrachera? ¿Una variación a medias de la Defensa Clavada Mareada? ¿Damas…?— era claro que le estaba molestando, pero no más de lo que él se molestaba al ver tan vacías estrategias y sin sentido. —Yo... tomé tu alfil...— dijo espaciado el contrario en una clara mueca de molestia. —¿Dónde aprendiste a jugar? ¿En una cueva?— Pregunta el Di Vincenzo con un aire de superioridad mientras mantenía su porte elegante, pero su rostro mostraba cierta molestia al fruncir su entrecejo. —En una trinchera.— responde, seguro que era un veterano de las fuerzas armadas y sobreviviente. —Claro... en la suciedad. Eso lo explica todo.— palabras de un claro desprecio hacia aquel que era su cliente, pero antes rival en el juego. Se había molestado el gran hombre y tomado el tablero en desesperación por no poder contener la ira. Lanzó el tablero con todo y piezas a un costado, sin ver a quién golpeaba. Estaba claro que iba a golpear al italo-ruso en el rostro como respuesta a sus provocaciónes. Los humos entre ambos aumentaba, ambos parecían dispuesto a iniciar un intercambio de balas. —Ahí está... la ofensiva "Viktoriana". — agregó "Vanni", más un estruendo captó la atención de ambos jugadores al ver que uno de los acompañantes de aquel hombre de nombre "Viktor" se había desplomado al recibir el impacto del tablero de madera macizo en la cabeza y caer sobre una mesa de centro de cristal, ahora hecha añicos por el hombre inconsciente. — Ah... Me pregunto por qué nunca se formalizó el aspecto balístico de este juego...— dijo con un dejo de ironía y desinterés en la condición de aquel que se había desplomado. >>
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