Era como si le hubiesen extraído todo el aire de los pulmones. Como si, apesar de esta fuera del agua, te estuvieses ahogando. Se lo habían quitado,.... Espera, no.... No sé lo habían quitado, pero aún así no podía alcanzarlo. Era tan frustrante sentirlo tan cerca y a la vez tan lejos, tan inalcanzable. ¿Pero que había perdido exactamente?. El Cantor de Sombras no sabía que era, pero fuera lo que fuese le estaba quemando por dentro, como si unas crepitantes llamas salieran de dentro de sus entrañas.

Unas nuevas heridas se marcaban en sus manos, unos cortes en horizontal en su palma y dedos, por apretar aquella daga a la que no le ponía nombre, ni recordaba de donde venía. Pero su filo cottantes atravesando su carne le daban un duro recordatorio, algo había hecho para merecer ese tormento, era la única certeza que tenía en claro.

Este necesitaba un baño. En la casa de la ciudad se tomo su tiempo, intentando reflexionar y calmarse. Pero su mente iba a otra velocidad. Está cabilaba de forma frenética, sin descanso, sintiendo un tirón invisible que le hacía desmoronar su cabeza segundo a segundo. Nuevamente lo sintió, ese quemazón en la columna. El Ilirio se dirigió con pasos pesados al espejo, dándose la vuelta para ver su espalda. ¿Que era ese tatuaje?, ¿Por qué estaba ahí?. Volvía a sentirlo, ese zumbido ensordecedor que taladrada su cabeza cada vez que intentaba pensar en Nes.... ¿En quien intentaba pensar?.

Había perdido algo. Algo importante, y había sido su culpa aunque no recordara por qué.
Era como si le hubiesen extraído todo el aire de los pulmones. Como si, apesar de esta fuera del agua, te estuvieses ahogando. Se lo habían quitado,.... Espera, no.... No sé lo habían quitado, pero aún así no podía alcanzarlo. Era tan frustrante sentirlo tan cerca y a la vez tan lejos, tan inalcanzable. ¿Pero que había perdido exactamente?. El Cantor de Sombras no sabía que era, pero fuera lo que fuese le estaba quemando por dentro, como si unas crepitantes llamas salieran de dentro de sus entrañas. Unas nuevas heridas se marcaban en sus manos, unos cortes en horizontal en su palma y dedos, por apretar aquella daga a la que no le ponía nombre, ni recordaba de donde venía. Pero su filo cottantes atravesando su carne le daban un duro recordatorio, algo había hecho para merecer ese tormento, era la única certeza que tenía en claro. Este necesitaba un baño. En la casa de la ciudad se tomo su tiempo, intentando reflexionar y calmarse. Pero su mente iba a otra velocidad. Está cabilaba de forma frenética, sin descanso, sintiendo un tirón invisible que le hacía desmoronar su cabeza segundo a segundo. Nuevamente lo sintió, ese quemazón en la columna. El Ilirio se dirigió con pasos pesados al espejo, dándose la vuelta para ver su espalda. ¿Que era ese tatuaje?, ¿Por qué estaba ahí?. Volvía a sentirlo, ese zumbido ensordecedor que taladrada su cabeza cada vez que intentaba pensar en Nes.... ¿En quien intentaba pensar?. Había perdido algo. Algo importante, y había sido su culpa aunque no recordara por qué.
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