El décimo día del Inkfest trajo consigo un nuevo desafío para Jeff The Killer. Todavía maldiciendo su mala suerte y la apariencia de Hugger, ahora se encontraba atrapado en un bosque tenebroso que parecía no tener fin. Los árboles eran altos y retorcidos, y la niebla espesa cubría el suelo, dificultando su visión. Cada paso que parecía darlo conducir más profundo en el laberinto oscuro.

—¡Perfecto! Justo lo que me faltaba —bufó, pateando una rama seca—. Un bosque encantado. Claro, porque mis problemas no eran suficientes.

A medida que avanzaba, los sonidos a su alrededor se regresaban más siniestros: hojas susurrando como si le estuvieran hablando, ramas crujientes a pesar de que no había viento. A lo lejos, las siluetas de ojos brillantes lo observaban desde entre los árboles, pero cada vez que intentaba acercarse, desaparecían.

—No tengo tiempo para esto —gruñó Jeff, sacando un cuchillo que encontró en su bolsillo, decidido a cortar su propio camino.

Pero el bosque parecía tener otros planos. Los árboles se movían como si estuvieran vivos, cerrándose a su alrededor y bloqueando cualquier intento de salida. Jeff intentó seguir diferentes caminos, pero siempre terminaba de vuelta al mismo lugar.

— ¿Qué clase de maldición es esta? —exclamó frustrado—. SALNGAN DE MI PUTO CAMINO SI NO QUIEREN MORIR HIJOS DE PUTA

#Inkfest DIA 10
El décimo día del Inkfest trajo consigo un nuevo desafío para Jeff The Killer. Todavía maldiciendo su mala suerte y la apariencia de Hugger, ahora se encontraba atrapado en un bosque tenebroso que parecía no tener fin. Los árboles eran altos y retorcidos, y la niebla espesa cubría el suelo, dificultando su visión. Cada paso que parecía darlo conducir más profundo en el laberinto oscuro. —¡Perfecto! Justo lo que me faltaba —bufó, pateando una rama seca—. Un bosque encantado. Claro, porque mis problemas no eran suficientes. A medida que avanzaba, los sonidos a su alrededor se regresaban más siniestros: hojas susurrando como si le estuvieran hablando, ramas crujientes a pesar de que no había viento. A lo lejos, las siluetas de ojos brillantes lo observaban desde entre los árboles, pero cada vez que intentaba acercarse, desaparecían. —No tengo tiempo para esto —gruñó Jeff, sacando un cuchillo que encontró en su bolsillo, decidido a cortar su propio camino. Pero el bosque parecía tener otros planos. Los árboles se movían como si estuvieran vivos, cerrándose a su alrededor y bloqueando cualquier intento de salida. Jeff intentó seguir diferentes caminos, pero siempre terminaba de vuelta al mismo lugar. — ¿Qué clase de maldición es esta? —exclamó frustrado—. SALNGAN DE MI PUTO CAMINO SI NO QUIEREN MORIR HIJOS DE PUTA #Inkfest DIA 10
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